15.7 C
Esperanza
miércoles, abril 24, 2024
InicioActualidadSin Ecuanimidad no hay Persona ni Estado

Sin Ecuanimidad no hay Persona ni Estado

En el sistema político que fuere. Lo que no libera, esclaviza. Lo que no genera automía, somete. Y no es una cuestión de ideologías.

 

 

¿Cuál es la función de un sistema de gobierno? Básicamente generar autonomía en sus habitantes y en el país.
Autonomía educativa, cultural, política, económica, de salud, familiar. Individual y colectiva.
Una persona se empobrece cuando va perdiendo su autonomía frente al otro, y frente al Estado, municipal, provincia y nacional.
La autonomía es el principal objetivo de un gobierno y de la política en cualquier país y sistema de gobierno del mundo, a excepción de las dictaduras.

Por una doble razón económica.

Porque una persona o una familia que tenga autonomía necesita menos del Estado y aporta al fisco de manera superior, para crear un Estado sustentable a partir de una sociedad sustentable.
Si un gobierno empobrece a la sociedad, esta genera dependencia y por ende, sometimiento y termina viviendo –en parte o en un todo- de la dádiva del Estado.

Si el interés del Estado no es la autonomía individual y social, es porque los políticos son los que están haciendo el negocio, enriqueciéndose, promoviendo una casta de millonarios o de enriquecidos- muchas veces muy prontamente- en el poder.
Un buen político se define como tal por ser capaz de generar la autonomía a quien sirve.

Cambiar concepto es cambiar cultura
Sin dudas que hay conceptos de mitad del siglo XX que se deben modificar culturalmente.
El peor de ellos hoy en la Argentina y en latinoamérica es el de la Justicia Social. La Justicia Social es un retroceso feroz a una sociedad de sometidos y esclavizados por un sistema.
¿Qué es la Justicia Social? Básicamente es el Estado dando a todos por igual una serie de beneficios.
La autonomía ciudadana es que las personas alcancen su autonomía mediante la Ecuanimidad. Un concepto doctrinariamente moderno en el mundo.
¿Que es la Ecuanimidad? Si la Justicia Social es darle a todos por igual, la Ecuanimidad es darle a cada uno lo que necesita.
Ejemplo: Tres personas espían en un tapial un partido de fútbol. El más alto le sobra una cabeza. Al otro le falta una cabeza y el tercero , más petizo está a mitad del tapial.

La justicia social supone darle a los dos que no ven un cajón de manzana.
Así, el segundo más alto podrá ver, pero el tercero seguirá con sus ojos contra el tapial. El concepto de Justicia Social está anquilosado, viejo, ineficiente.
La Ecuanimidad es el vector principal del desarrollo promovido por la eficiencia del Estado.
La Ecuanimidad, llegado el momento de la autonomía al sujeto, hace que el Estado reciba más plata y gaste menos plata. Sea sustentable.

Y es así que la sociedad alcanza la libertad por sus propios merecimientos, más allá del sostén que debe prodigar el Estado con políticas que ordenan y direccionan.
Cuando un pueblo, una ciudad, un país empobrece, es que sus gobernantes están haciendo negocios con el Estado o viviendo como casta protegida por el Estado.
Ninguna pobreza es sin querer, como ninguna riqueza es producto de un error.
La política nunca es inocente.

El concepto extremo del yugo del Estado
La esclavitud comenzó a ser abolida en el año 1.112 en Inglaterra y en el mundo. Más de 700 años después, lo fue el 13 de mayo de 1888 en Brasil y aunque usted no lo crea el ultimo país que la abolió la ley de esclavitud fue Mauritania en 1980. Es decir, hace 40 años apenas.

Casi 800 años le llevó a los políticos y a los Estados darse cuenta que la esclavitud es uno de los peores delitos de la tierra.
Por supuesto que la esclavitud venia desde el nacimiento de la mismísima humanidad por las guerras, esclavizando el más fuerte al más débil.
Fue un sistema económico legalizado de enriquecimiento y progreso especialmente direccionado hacia Europa durante siglos, fundamentalmente Italia, Rusia, Francia, Inglaterra, España, Portugal y en menor medida Alemania.
Y no es casual que sea especialmente en el tiempo de construcción de los Estados y las fortunas personales y familiares, de los clanes económicos, luego de la edad media. Y se crearon los países ricos y países pobres. Los países del primer mundo y los países del submundo.

Singularmente hoy Europa auto pretende ser el paradigma  mundial de lucha contra el racismo.

La red fue tan poderosa que hoy, transformada como ilegal, resulta una de las tres mafias más importantes del mundo, derivando en la trata de personas para compra-venta por negocios sexuales o de órganos, especialmente, más que fuerza laboral como en sus inicios.

Las principales redes están hoy Brasil, México y Colombia en lo que hace a América. Y los consumidores de seres humanos -en sus diferentes formas- en Estados Unidos, Japón- el Ministerio de Seguridad  está manejado por la mafia llamada la Yakuza- que tiene un gobierno liberal desde hace 53 años, y países de Europa.

El corazón de un niño en Alemania cuesta hoy 105 mil Euros mientras que su compra y pago en México es de unos 30 mil dólares.
Para quien crea que eso no es economía, debería saber lo que dicen los expertos a nivel mundial: “El 35 por ciento del capital que circula en el mundo provienen del sistema ilegal”.
Es decir: Si las mafias fueran derrotadas, el sistema económico mundial colapsaría ipso facto.

Estado y autonomia
Más allá de todo, es necesario valorar que sólo la construcción de autonomía servirá para reconstruir cada ciudad de la Argentina y a la Argentina misma, asolada por un 50 por ciento de argentinos sometidos a la dádiva.

Y comprender que la acción política vivida, no es inocente ni ha sido un error.

Si las comunas, municipios, provincias, nación siguen construyendo políticas sobre la dádiva externa e interna, como lo hicieron Mauricio Macri y Alberto Fernández hasta el momento, no habrá autonomía por muchos años.

Porque como dijera Winston Churchill: “Una nación que intente prosperar a base de impuestos, es como un hombre con los pies en un balde, tratando de levantarse tirando de la manija.

El vicio inherente al capitalismo es el desigual reparto de bienes. La virtud inherente al socialismo es el equitativo reparto de miseria”.

Daniel Frank