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jueves, abril 25, 2024
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Aumenta la polémica por los robots ordeñadores

Luis E. Susmann es un diplomático Argentino, vinculado a San Jerónimo Norte.
Prestó servicio en España, Irán, Alemania, Turquía y Suiza.
Debido al interés que ha despertado las publicaciones sobre el uso de robot en tambos, fue consultado por El Colono del Oeste a este diplomático argentino que ha trabajado en la zona como lo fue el hermanamiento entre la ciudad de San Jerónimo Norte y Brig, en Suiza.
Dijo sobre el tema que “las nuevas tecnologías suelen ser disruptivas. Provocan ganadores y perdedores.
Muchos ganaron con el invento de la luz eléctrica, pero perdieron las persnas ligadas a la fabricación, distribución y comercialización de velas” ejemplificó.
“La fabricación de maquinarias para el campo significó mayor producción, más ganancias pero menos gente en el campo”, sostuvo.
Indicó el cambio de situación que tiene el campo que hace que haya caminos y viviendas que han desaparecido y “la agricultura y la ganadería moderna hacen que la gente que trabaja en el campo no necesariamente deba vivir en él” sostiene el diplomático argentino.
Entonces se pregunta si la eficiencia instrumental que ha dejado menor gente en el campo y el cierre de los tambos, sumado a la rentabilidad mayor de los cereales y la oleaginosa que ha colaborado para ello, con la incorporación de los robots de ordeñe harán la misma tarea con los tambos que quedan.
Ante la falta de presencia de trabajadores y de propietarios en los campos “¿noes causa de aumento de los delitos rurales, el robo de granos, la rotura de los silobolsas y el abigeato?” se interroga.
Entonces se interroga si los robot en los tambos no promoverá aún más la despoblación del campo.
Indica que en Europa “a los pobladores rurales se los subsidia, independientemente de lo que producen” precisamente por el hecho de “mantener la ruralidad y preservar el paisaje rural” sentencia.
Y es allí que se interroga si la presencia de los robots de ordeñe ¿no será el tiro de gracia para los tambos de nuestra zona” se pregunta Susmann.
Hace alusión a un proyecto en la zona -que ya publicamos días atrás- aludiendo que “seis tambos tradicionales conformaron una sociedad para confinar 850 vacas en la ciudad y que allí las ordeñen los robot” calificando desde su consideración al proyecto de manera negativa, desde lo urbanístico, ecológico, energético y porque a su entender ” tergiversa el sentido de una tecnología con la que los tambos pequeños podrían alcanzar la eficiencia de los tambos más grandes”.
Sostiene que la American Dairy Science Associaton brindó un informe comparativo donde se muestra que los robot cuestan tres veces más que las ordeñadoras más avanzadas, las que tienen 10 años de vida útil mientras que los robot tienen 7 años de existencia.
La instalaciones de los robots son más baratas en sus costos.
“Y se concluyó que los no ofrecen un beneficio económico para la mayoría de los tambos en estos momentos”.
Asegura que los tambos menores a 50 vacas no pueden amortizar el costo de los robots.
En los tambos de entre 50 y 120 vacas, mejoran la producción de entre un 5 a un 10 por ciento por animal.
“Se determinó que un trabajador podrá trabajar menos horas, pero no se podrá no depender de él”.
Y tocó el tema de las reparaciones, indicando que la complejidad de su arreglo obligará a mantener maquinaria del tambo tradicional de manera ociosa para usarse cuando los robots fallen.
Indicó Susmann que los robot deberían trabajar 18 horas constantes. Y ello trae consecuencias tanto en la subocupación como con la sobreocupación.
Asegura que las vacas de mayor edad, por su tiempo de ordeñe harían que las vacas de menor edad sean ordeñadas de noche con el estrés que ello les significaría, lo que causaría problemas en lo que es el monitoreo de funcionamiento.
“Como conclusión -manifiesta Susmann- procurar una mayor escala de producción para obtener eficiencia con el uso de robots como se plantea, sería colocar el carro delante del caballo.
Los robots, con el confort que brindan, han llegado solo para, paradójicamente hacer más humana la vida rural, no para eliminarla.
Darle vida a un tambo monstruo de 850 vacas” por ejemplo, no lo ve como conveniente.
Emplazarlo en las puertas de la ciudad, ” con generación de 24 mil toneladas de estiércol y orina sería negativo, opina.
Y para agregarle calor a la polémica sostiene que ” a las tecnologías hay que entenderlas.
Si con la luz eléctrica perdieron su trabajo muchos productores de velas, peor le fue a los que metieron los dedos en la electricidad” cierra Luis Susmann sus opiniones acerca de un tema que cada vez se hace más presente en los diferentes territorios tamberos.