San Carlos Centro- “Agradezco a las familias y jóvenes que se comunican conmigo para consultarme sobre los talleres de teatro en San Carlos. Comprendo que las 120 personas que hacían teatro, hoy deseen volver y que aún se conserve la esperanza de que se vuelvan a abrir los talleres.
Pero a raíz de la imposibilidad de trabajar, me mudé. Ya no vivo en San Carlos. Existe una realidad que se profundizó con la pandemia. Es la misma realidad desde que gobiernan los mismos de siempre y eso se llama: censura, violencia institucional, persecución política y abuso de poder.
A medida que las actividades se fueron habilitando, y con la necesidad de volver a trabajar presenté todos los protocolos necesarios. Lo hice en 3 oportunidades, en distintos meses y maneras. Con el aval de las agrupaciones e instituciones donde daba clases como profesor de teatro. Y luego de forma independiente en un salón que pretendía alquilar. Las limitaciones fueron pensadas y mal intencionadas: no aceptarme un protocolo, el mismo que compartí a una profesora de otra disciplina artística y si habilitaron. Pedirme requerimientos de habilitación municipal de los espacios que ya funcionaban desde hace años. Contratos de alquiler sellados, inscripción al DREI, entre otras. Todo dilatado a través del tiempo burocrático. Hasta una última cita con la nueva abogada del municipio, que entre nervios e incomodidad me enumeró la ilógica cantidad de trámites que debía realizar, para poder volver a dar clases. La entiendo, los empleados de la municipalidad han pasado por esa presión.
Hoy, ya no me permito dañarme con la violencia gubernamental de quienes manejan la ciudad. Ni hacerme cargo de los miedos, la comodidad y el silencio de muchos otros. Por eso, con tristeza, reafirmo que no daré teatro en San Carlos hasta que las cosas cambien.
Estoy convencido que de este cambio son responsables ustedes.
Quienes durante años vieron este abuso de poder a miles de trabajadores y ciudadanos. Quienes han visto como me comprometía con el teatro y la cultura, con el único fin de ser parte de la transformación social, que nunca termina de llegar.
Agradezco el cariño que me trasmiten pero sobre todo, espero que puedan comprometerse con el cambio social, cultural y político que le debemos a San Carlos. Las salas se abrirán pronto.
El teatro volverá, habrá otros profesores, ajenos a la cultura sancarlina. Se recibirán alumnos que eligieron el teatro como forma de vida. No soy indispensable y todos somos reemplazables, quedó claro.
Lo único que anhelo hoy para San Carlos Centro, es que pronto sea posible la tan necesaria transformación política”.