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jueves, abril 18, 2024
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El caso Segundo y las “guarderías” caninas

Segundo y su pareja Fox Terrier eran canes de raza. De competencia. Incluso Segundo había ganado varios premios. Es decir, animales que merecen un cuidado especial, alimentación, higiene, atención médica veterinaria.

Su dueño debió irse de la ciudad por razones laborales y buscó una atención acorde a la calidad de vida de estos animales.
Le dijeron que en Esperanza hay guarderías de canes. Y buscó una de ellas. Al precio de 100 pesos por día, se hizo el pacto, desconocemos bajo qué condiciones. Si incluye esa cifra alimentación diaria acorde, atención de la salud del animal de raza y de competencia.
Apenas unos días después, en la ciudad donde su propietario se encuentra por razones laborales le informaron, dicen las fuentes, que Segundo se había fugado del lugar y se desconocía su paradero. Pero 48 horas después se le comunicó al dueño, por teléfono, que en realidad, Segundo habría sido atacado por otro animal, pues en esa “guardería” habría convivido con otro 15 perros. Y que uno mayor a él en tamaño y ferocidad lo habría matado.
El propietario, se dice, le habría pedido a los propietarios de la “guardería canina” que le enviaran una fotografía con su mascota fallecida. Por lo que se sabe, las fotos jamás aparecieron.
Por lo que se pudo consultar no existiría en Esperanza una ordenanza que regule este tipo de empresas. Y desconocemos si hubo acuerdo o no entre las partes. Lo cual es un derecho particular y privado.
Es una obviedad que en todo hecho comercial, primero existe el comercio, la actividad y luego la regulación legal. Es una cuestión histórica y de sentido común.

Por ello, sería de importancia que si estos “servicios” como las guarderías caninas existen en la ciudad, surja una regulación que permita asegurarle la vida a los canes y consiguientes deberes y obligaciones claras para las partes.
Más, sabiendo la importancia que tienen en la vida de los esperancinos y sus familias, sus mascotas, cualquiera sea su costo en el mercado, más allá que un Fox Terrier de competición, se supone, de varios miles de pesos.

 

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