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jueves, abril 25, 2024
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composición tema: La Vaca

Sus padecimientos son tan viejos como la llegada de la vaca a las pampas. En Esperanza y Las Colonias, vinieron históricamente en auxilio de una agricultura cargada de pesares, tucuras y fracasos y trajeron uno de los elementos más importantes para la economía, pero también, alimenticia para la población.


Del tachito de leche que los vecinos de Esperanza llenaban en los tambos casi ciudadanos que rodeaban a la ciudad, se pasó al sachet de la leche pasteurizada.
Del vendedor con tachos, en su carro, que llenaba las ollas, cacerolas y todo recipiente a las mujeres en las puertas de las casas de familia, recorriendo las calles, se pasó a las góndolas de los supermercados.De las cremerías, a la era industrial.
Desde esa fecha, la  leche quedó prisionera de las alambradas del mundo comercial, donde la leche vale más que un niño con hambre.
¿Quién no se acuerda de las tortas alemanas caseras con esa crema dorada que junto a la enorme tasa de leche con mate cocido poblaba los hogares? acompañadas por el pan casero y el dulce de leche también hechos por las manos de la madre o de la abuela.
O porqué no recordar la taza de café con leche, enorme, que por la noche era la cena, con pan y chorizo casero, fruto de las carneadas en familia.
La comida de las mesas familiares de los esperancinos, hoy es una mesa de lujo. Al precio que tiene la leche, el café y los chorizos en grasa, es una mesa para sueldos privilegiados de gente rica. Supuestamente cuando se pasteurizó la leche y se comercializó, cambiando el tachito y la botella, por el sachet, era para mejorar la salud. Sin embargo, ¿cuántos esperancinos se murieron antes de las pasteurización por tomar leche al pie de la vaca?
La realidad es hoy, ver a una enorme cantidad de hogares esperancinos que no pueden comprarla, junto con la situación de pobreza y marginalidad de los tamberos.

Entonces, sería bueno preguntarse si el “sistema” causó mejoras al nivel de vida de los pueblos o más hambre y miseria a nuestra gente.
¿Cuántas mesas ve usted en barrios como La Orilla, Barrio Sur, Castellanos, Barrio Unidos donde la pibada de una familia toma leche todos los días?
Y la realidad es que muchos de esos pibes esperancinos cuando se levantan, miran por la ventana y ven a las vacas. Las nutrientes tan cerca de ellos, con las góndolas tan lejos de sus estómagos. Tanto, que en la ciudad, gente buena debe hacer colectas solidarias y crear magias con monedas, para darle un vaso de leche a los pibes del barrio.
En la cuenca lechera más grande de América Latina. Los tamberos más pobres y los pibes sin leche.
¿Cuál es el progreso y para quién o quiénes es el desarrollo, en un país donde la leche paga el 21 por ciento de impuesto, mientras se lo quitan al que descorcha un champán?

                                                                                                            Daniel Frank