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jueves, abril 25, 2024
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Cuidadores del Estado

Como era de prever, están llegando a cada hogar los precios de la actualización de la vida. Los originan, quienes cuidan del Estado y a todos sus participantes. Presidente, vicepresidenta, senadores, diputados, funcionarios, intendentes, presidentes comunales, concejales. Y trabajadores, entre los que se encuentran muchos partidarios propios y ajenos, familiares y amigos integrantes del Estado.

 

Suponiendo que todos son honestos, que es lo normal, es lógico el proceder de cuidar las arcas del Estado, en el nivel que sea. El problema que se plantea, es que el nivel recaudatorio del cual viven los Estados que componen la Argentina, es obtenido de un mismo bolsillo, el de la gente. Y actúan en un país donde el 50% es pobre por obra y desgracia de los gobernantes de turno, muchos de los cuales salen de la administración pública enriquecidos, lográndose el notable efecto inverso. Logran hacer a la gente más pobre incrementando sus fortunas personales.
Lejos quedaron los Irigoyen, Alfredo Palacios, los Illia y los Alfonsín.
Y en verdad, algunos incrementos que el Estado ha dictado de manera unilateral por los representantes del pueblo, pareciera marcar una extraña combinación. Defender los derechos del Estado es empobrecer más a los ciudadanos. Porque los representantes del pueblo, parecieran más interesados en defender los intereses del Estado, que al final de cuentas es quien les paga sus salarios, que están brutalmente distanciados de los salarios de la gente.
Entonces nace una pregunta en los ciudadanos. Si los representantes del pueblo, elegidos por la gente defienden al Estado, ¿quién defiende a la gente?
Si los representantes del pueblo, tienen que defender la caja de las comunas, municipios, provincias y Estado Nacional ¿quiénes defienden los intereses de la sociedad? Porque está claro que en la Argentina, pueblo y estado, no son lo mismo. Y que la democracia representativa, representa antes que nadie a los intereses del Estado y de los que viven del Estado.
Más aún. No pocos piensan que en ciertos momentos las industrias, los comercios, las empresas, los trabajadores, el sector productivo agropecuario, el industrial, tienen que salir al campo de juego de la democracia a defenderse de la angurria recaudadora del Estado que no tiene límite y menos cordura.
Entonces, con esta lamentable conducta, se justifica que un importante sector de la sociedad argentina, a la que cordialmente llaman los políticos “el pueblo” en tiempo de las votaciones, sienta y piense que la democracia es un Estado improductivo, que mantiene una clase mayúscula de vagos y malentretenidos lejana al pueblo. Y lo que es peor, que la Argentina sin políticos sería un país más viable.

Porque en definitiva, ningún sistema político sirve si los que mandan se defienden a ellos mismos, a sus militantes, amigos y familiares, antes que a quienes representan, atentando con sus mandatos contra ellos y sus familias.

La palabra todos en sus labios parecieran tener dos acepciones señala un vecino.

“Cuando dicen: Vamos a estar mejor todos; ese todos significa todos ellos.

Cuando dicen: Tenemos que hacer un esfuerzo todos; ese todos, significa todos nosotros”.

La experiencia durante de la pandemia parecería certificarlo.

Daniel Frank