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miércoles, abril 17, 2024
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“Cuidar el agua implica básicamente evitar su degradación o contaminación”

Cada 22 de marzo se conmemora el Día Mundial del Agua. El diálogo con el Dr. Roberto Marano, docente de la asignatura Diagnóstico y Tecnología de Aguas de la Faculta de Ciencias Agrarias (UNL), permite destacar la importancia de este recurso, así como también analizar su protección y conservación.

A este recurso esencial, ¿se le da la importancia que merece?

El 22 de marzo se celebra el día mundial del agua y si buscamos en las redes hay múltiples eventos, reuniones, publicaciones que dan cuenta de la importancia de este recurso. Recordemos que apenas 0,025% del agua total del planeta es la que podemos aprovechar los seres humanos. Organizaciones internacionales como FAO, Naciones Unidas, CEPAL, entre las principales, promueven acciones año a año. Por ejemplo, el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS6, formulado por el Grupo de Trabajo Abierto de las Naciones Unidas, refiere exclusivamente a ‘Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos’. En Argentina, también se promueve el cuidado del agua a través de los Principios Rectores de Política Hídrica y, dado que el agua es de dominio público y su gestión descansa en los gobiernos provinciales, cada jurisdicción adapta dichos principios y elabora Planes Directores. La coordinación se lleva a cabo a través del Consejo Hídrico Federal, que funciona de manera permanente. El foco de estos planes está en la provisión de agua potable y saneamiento (redes cloacales), defensa contra lluvias extremas e inundaciones y, en menor medida, abrevado animal. También se menciona la promoción del riego, especialmente en las regiones áridas y semiáridas, que ocupan 2/3 del territorio argentino. No siempre se cumplen todas las metas, fundamentalmente debido a problemas presupuestarios y de gestión.

¿De qué manera cuidamos el agua?

El concepto cuidar el agua implica básicamente evitar su degradación o contaminación. Recordemos que el agua azul es aquella que se utiliza para diferentes fines como agua potable, industria o uso agropecuario (riego, abrevado animal, instalaciones en tambos o aplicaciones fitosanitarias) y, como consecuencia, se generan desechos que pueden contaminar. En volumen, la principal cantidad de desechos se debe a la red cloacal y existen normativas específicas para el tratamiento. En la medida que haya menos cantidad de agua utilizada en las tareas domésticas, habrá menos volumen de desechos y menor costo de tratamiento. Las industrias también tienen un rol importantísimo porque, si bien generan menor volumen de desechos, los mismo pueden tener alta carga de contaminantes que deben ser tratados para preservar los ríos y los acuíferos. En Santa Fe existe muy poca superficie con riego y los desechos pecuarios originados en los tambos (heces y orina), en general son aprovechados como reciclado de nutrientes. En cuanto a las aplicaciones con pulverizadoras, el residuo se genera con el lavado de las máquinas, para lo cual existen criterios técnicos para la correcta limpieza de las máquinas y posterior tratamiento del agua residual.

Actualmente, en nuestra zona, ¿se trabaja en la protección y conservación del agua?

Se ha avanzado mucho en el tratamiento de los residuos industriales y domiciliarios y existen normativas que deben cumplir las industrias que utilizan agua y generan desechos. También existen registros de profesionales y empresas que realizan perforaciones. Es decir, el Estado tiene conocimiento si una industria genera residuos peligrosos y además existen entes reguladores del agua potable (ENRESS). No obstante, siempre ocurren situaciones donde no se cumple la normativa, para lo cual el control por parte del Estado es fundamental (dado que es el responsable principal). La organización de la sociedad civil para el cuidado y protección del agua siempre es auspiciosa.

¿Qué rol tiene la gestión integrada de los recursos hídricos, sobre todo en nuestra zona donde predomina el área rural?

En febrero de 2018 se sancionó la ley de aguas de Santa Fe (N°13740). El primer artículo dice: “Esta ley regula la gestión integrada de los recursos hídricos de la provincia de Santa Fe, con el fin de promover los distintos usos del agua de manera sustentable a favor de las generaciones presentes y futuras, garantizando el derecho humano fundamental de acceso al agua potable. La gestión integrada de los recursos hídricos involucra el ordenamiento territorial”. Es decir, la GIRH debe ser una política de Estado a partir de la sanción de esta ley. Para su cumplimiento, se proponen organismos de cuenca hidrográfica, que comprende un territorio donde el recurso hídrico puede evaluarse y en la cual los componentes que integran el balance hídrico pueden cuantificarse. Para ello se necesitan estudios básicos e instalación de una red hidrológica con monitoreo continuo. De este modo se puede conocer cuánto llueve, cuánta agua consumen los cultivos y cuánta agua se puede almacenar en reservorios o bien, cuánto puede subir o descender la napa. También si hay problemas de contaminación. Una de las primeras acciones es saber dónde estamos parados, es decir, evaluar y cuantificar el recurso hídrico. Luego se caracterizan tanto los usos, para poder estimar la demanda actual y futura, como los actores sociales que hacen uso directo del agua o forman parte de la sociedad que quieren preservar el agua. Finalmente se evalúan diferentes medidas de acción tanto para el correcto uso o para mitigar cuando ocurren problemas de excesos o déficit hídricos. Todos estos pasos se organizan a través de un Plan General o Director, que es revisado periódicamente por los usuarios del agua.

¿Qué se espera con el Plan Director?

Principalmente abastecer adecuadamente los distintos requerimientos de agua, conocer la respuesta del suelo ante diferentes tipos de lluvia, planes de contingencia cuando ocurren lluvias extraordinarias o períodos de sequía, alerta por inundaciones.

¿Qué trabajos se hacen desde la cátedra para concientizar sobre el buen uso del agua?

Consideramos que el agua es un recurso renovable pero finito y puede contaminarse con un manejo inadecuado. Por ello Diagnóstico y Tecnología de Aguas es una asignatura obligatoria del Plan de Estudios de Ingeniería Agronómica y tiene por objetivo enseñar conceptos de hidrología, hidráulica, suelos y topografía para realizar un adecuado diagnóstico y así proponer técnicas tales como riego, control de excesos hídricos, control de erosión hídrica y manejo de suelos salinos. Todas estas técnicas son sustentables dado que se preserva el recurso y se evita su degradación. También llevamos a cabo proyectos de investigación, extensión y transferencia que abordan diversos problemas relacionados con el uso agropecuario del agua, en los que se proponen soluciones técnicas innovadoras.