Por Susana Grosso
En 1944 el Gobierno Nacional instituyó el 8 de septiembre, Fiesta Patronal de Esperanza, como Día Nacional del Agricultor, y en 1979 la Secretaría de Turismo de la Nación declaró a la ciudad como sede permanente de la Fiesta Nacional de la Agricultura. Más allá de los actos tradicionales y la evocación de la gesta inmigratoria, la fecha resulta propicia para analizar el pasado, presente y futuro de la actividad agrícola y de la ciencia que se dedica a su estudio e investigación.
Sobre los desafíos actuales de la agricultura en nuestro país
“La agricultura tiene hoy dos grandes desafíos. Internamente, la producción de alimentos y energía de manera sostenible. La sostenibilidad es un reto porque en el contexto en que se desarrollan las actividades económicas no siempre las políticas favorecen el cuidado de los recursos naturales y el ambiente. Y externamente, el mayor desafío es la relación campo – ciudad porque esa comunicación parece estar rota. Los actores vinculados al sector agropecuario están viendo este problema”.
La evolución de los objetivos de la agronomía
“Los desafíos de las ciencias agrarias se han modificado mucho en los últimos 70 años. La agronomía es una ciencia que nace en el siglo XVIII, XIX y se consolida en el siglo XX para mejorar la actividad del campo y de los agricultores. Recién en la década de 1960 del siglo pasado, se empieza a hablar de productores. La agronomía surge especialmente en Europa, un continente devastado durante miles de años por las guerras y las hambrunas. Por eso la misión inicial era mejorar el cultivo y los suelos. Esto se fue complejizando con la aparición de las industrias y los fertilizantes, que le dieron un gran impulso a la actividad. Entonces el desafío ya no fue solamente producir alimentos, sino hacerlo con calidad sanitaria, de manera inocua, cuidando los recursos. Esa preocupación aparece en los últimos 30 o 40 años. En este sentido la demanda de la sociedad actualmente es muy fuerte y va condicionando qué se produce y cómo se produce. Es una discusión que se está dando en el mundo y también en nuestro país”.
El perfil de los nuevos ingenieros agrónomos
“El perfil profesional fue evolucionando en todos estos años a la par de la ciencia y de la sociedad. El ingeniero agrónomo que se formaba en los inicios estaba más vinculado a la parcela y a la relación estrecha con el productor, que no es el mismo de hace 50 años. Hoy las prácticas que se realizan en una parcela o en una empresa agropecuaria, repercuten en el medio. Entonces el desafío de los últimos 15 años es empezar a discutir con los actores del territorio distintos problemas de cuenca, de territorio, como las napas o la presencia de corredores biológicos, entre otros”.
La relación campo ciudad y las materias pendientes para el avance del sector rural
“Los grandes desafíos del desarrollo rural pasan por los temas de infraestructura. Son los problemas de siempre: la falta de servicios esenciales como la electricidad, caminos transitables, la seguridad. Actualmente la conectividad se ha vuelto un factor importante, fundamental a partir de la pandemia. Nosotros estamos en una zona donde no todos los distritos tienen un plan de ordenamiento territorial. ¿Hacia dónde crecen las ciudades? El crecimiento urbano está bastante desordenado por lo que uno puede apreciar en las cercanías y eso implica una incertidumbre para el productor agropecuario. Al no haber un plan de ordenamiento urbano, al no saber hacia dónde se extienden las ciudades y las zonas de servicios, no se sabe bien qué pasa con el espacio periurbano. Entonces, hace 30 años tener un campo cerca de un pueblo era una ventaja. Hoy parece no serlo más”.
El trabajo en red de la Facultad con instituciones de la región
“Para el estudio, análisis y resolución de estos problemas, se está haciendo mucho desde la Facultad de Ciencias Agrarias en la faz de docencia e investigación. En lo que a nosotros respecta, desde la Secretaría de Vinculación tratamos de articular acciones en el territorio, donde hay muchos actores, con intereses distintos y con otros similares o compartidos. La idea es aunar esfuerzos y poder articular. Estamos en una región donde hay mucho por hacer. Desde hace años interactuamos con entidades como CODETEA, el Nodo Regional Pilar, IDEAR, la Red de Agricultura Racional, el INTA, los grupos CREA, tratando de sumar esfuerzos y fortalecer distintas líneas y espacios de trabajo. En este aspecto, nuestra Facultad tiene mucha historia y tradición”.