Vos no los ves. Pero están. Siempre están cuando Esperanza los necesita. En silencio se unen en las acciones siempre generosas y de buen corazón. Son todos empresarios y profesionales, algunos son políticos y todos hijos, nietos y hasta bisnietos de gente de trabajo que la lucharon bien desde abajo para hoy poder contar con bienes suficientes, que les permiten dar una mano en días difíciles a las instituciones de la comunidad, como en este caso el Hospital SAMCo de Esperanza, que atiende no sólo a los esperancinos sino a miles de habitantes de comunidades del departamento Las Colonias.
No importan sus nombres. Son muchos más de los que la sociedad esperancina puede saber o conocer.
Los que hacemos periodismo desde hace más de 30 años en la ciudad los conocemos. Son hombres y mujeres que ante el pedido de auxilio, abren la billetera y dan, abren sus cuentas bancarias y dan, abren sus carteras y dan. Todos y todas, sin pedir nada a cambio.
No es este el momento de bajar la guardia. Estamos entrando en loas peores días en el marco de esa pandemia. Y ellos lo saben.
El Hospital se está preparando para recibir los posibles esperancinos y esperancinas- como a habitantes de otras comunidades- contagiados por el Coronavirus. Una movida que necesita de muchos miles de pesos. Que Estado alguno en el mundo puede cubrir. Tan brutal e inesperada es la necesidad a ser cubierta para salvar vidas. La tuya y la mía.
Por éso la necesidad de estar unidos tras la meta común. Para que los enfermos sean lo menos posibles, y para que la acción solidaria y la bondad de Dios permita que no haya personas fallecidas.
Día tras día, la cuenta abierta por el Hospital en un banco de la ciudad sigue creciendo con el aporte de estas personas, de estos vecinos, empresarios, profesionales y políticos, que suman gestos de nobleza, junto con sus familias, para que el Hospital y la ciudad tengan la logística necesaria para darle respuesta a la emegencia sanitaria.
No son ricos ni pobres, son familias de buen corazón que agradecidos a la vida y a Dios, no dudan en poner el dinero necesario para que gane la vida, sin siquiera saber, predecir o conocer para quien estarán destinados sus aportes económicos solidarios.
Dios permita que los esperancinos, todos, ayuden y no bajen la guardia y se queden en sus casas. Vienen dos semanas muy duras. Que no haya grietas y como un solo ejército, nos cubramos todos las espaldas. No nos podemos darnos el lujo de perder a uno solo de los esperancinos o esperancina alguna.
Hubo una vez en la historia de Esperanza cuando en su tiempo fundacional como en las plagas de Egipto venían las mangas de langostas. Habia que mantenerse despierto para encender el fuego en las barricadas. Pero, alguien se durmió y las langostas trajeron la hambruna terrible.
No se duerma. Y cumpla su tarea. Otros con respeto también se quedan en sus casas. Y brindan su dinero para que en su familia o la de cualquiera de los esperancinos, no falte nadie cuando este infierno sea vencido.
Mientras tanto, empresarios, profesionales y políticos están depositando en la cuenta SAMCO FONDOS PRIVADOS. Número 518-4053/04 del Banco Santa Fe. Para dar una mano a todos.