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viernes, abril 19, 2024
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Esa gente que nació en Esperanza para honrar la vida

Un cuerpo sano depende en primer lugar de un corazón y un cerebro que vivan bien. En un contexto cultural donde se alienta en el mundo al egoismo, incluso en grado extremo, hay mujeres que sostienen banderas de amor, caridad y vida.

Fundamentados en la educación familiar primero que se hace con el ejemplo, y con la formación académica, hay esperancinas que enorgullecen a sus padres, familiares, amigos y a la ciudad en su conjunto.
Con un profundo amor de humanidad y servicio, Margarita Calza de Vera sostiene ese amor que se enraíza en el compromiso con el otro, especialmente del que sufre. Por lo menos, el 40 por ciento de la sociedad de Esperanza es atendida en el Hospital SAMCO. Y aunque el esfuerzo es grande, el dinero nunca alcanza. Por eso ideó una campaña que comenzó el año pasado donde colectó 338 mil pesos que entregó al Hospital de Esperanza, en manos de su Asociación Cooperadora, entidad que preside Miguel Gatti.
Este año, junto a un grupo pequeño de colaboradores, comenzó su campaña solidaria para el SAMCO bajo el lema “La mesa servida nos invita a ser solidarios. La solidaridad es favorecer la convivencia entre todos los seres humanos, independientemente del género, su procedencia cultural o su grupo de pertenencia”.
En la tarjeta de presentación, una foto del Hospital, indentificaba el destinatario de ese acto solidario.

Una perfecta organización, con colaboradores cabales que poseen el mismo amor por la gente y la honradez como eje de sus vidas; el fin solidario que es aliviar el dolor del que enferma y llevar salud a quienes la han perdido o la tienen en riesgo; y gente reconocida de bien, sólo puede terminar en un éxito, conociendo a los esperancinos.
Uno de los puntales es que desde todos los puntos cardinales de la ciudad, en todos los barrios se han vendido números para el sorteo solidario. Todos dijeron “yo quiero uno” y los dos mil números se entregaron en casas uno a uno. Cada vez que la suma colectada llegaba a cien mil pesos, eran depositados en la Mutual Centenario de Humboldt, que también dio una mano.
Así se llegó al último depósito de cien mil pesos para alcanzar el medio millón de pesos. Lo admirable es que peso sobre peso está documentado y eso fue exhibido ante las autoridades hospitalarias y de la comunidad. La segunda pata solidaria son los comerciantes y empresarios esperancinos. Realmente son admirables cuando se trata de colaborar en una causa tan noble. La lista es larguísima.
De hecho está documentada cada donación, una por una con la firma de quien donó. Y es necesario contar en el extenso anecdotario, algunas perlas hermosas. Todos saben que Margarita Calza de Vera fue docente, especialmente en sectores y escuelas muy humildes de la ciudad.
Pero ella, reconocida por el amor, el nivel de educación y ejemplo que daba a sus pequeños, increíblemente guarda en su corazón y en su mente, a cada niño o niña, incluido su nombre y apellido. Entonces, levantaba el teléfono y le decía al comerciante o la comerciante, hoy persona mayor: “Vos sos mi alumno de primer grado. Yo fui tu maestra. Te llamo por una razón solidaria. “Juancito”, que era también mi alumno, nos donó una lámpara para sumar como premio. Yo sé que vos sos carpintero, nos podrías donar una mesita donde ponerla”. “Por supuesto maestra, ya se la llevo” decía el carpintero y llegaba a la casa de Margarita con la mesita de luz.

Margarita tiene una talabartería, que era de su esposo y hoy lleva adelante su entusiasmado hijo, que ama en lo profundo a la vida del hombre de campo y del gaucho argentino.
Conocedora del ramo, pidió ayuda a los otros comerciantes poseedores de talabarterías en la ciudad para armar los distintos premios que se sortearon por la lotería nacional recientemente. Ninguno dijo que no, todos colaboraron y eso los hace aún más noble,
Estos ejemplos tan sencillos, muestran el corazón del acto por la salud especialmente de los que menos tienen, no sólo de Esperanza, sino de toda la zona, dado que el hospital de Esperanza es regional y atiende a miles de personas de todas las edades y condiciones de una gran parte del departamento Las Colonias.
Se debe citar aquí la solidaridad demostrada por personalidades políticas de la ciudad, empresas, profesionales, con donaciones hechas en dinero o con productos y bienes.
El sábado 26 de marzo, en el templo de la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús, a las 19,15 hubo una misa para agradecerle a Dios que Esperanza tenga tanta gente buena.
Margarita Calza de Vera es una conocida cristiana católica de fe, que lleva en su corazón el amor cristiano, y además es colaboradora de instituciones como Asociación Deportiva Juventud o de la entonces capilla del Sagrado Corazón de Jesús del Barrio Norte, junto a tanta gente buena.
Allí estuvieron, entre otros, la intendente Ana María Meiners, el presidente de la Asociación Cooperadora del Hospital, Miguel Gatti; y el detalle singular Angelita Hessel y “Toto” Hessel, familiar del doctor Daniel Alonso Criado, familia que tanto hizo por la salud de los esperancinos y cuyo nombre lleva el Hospital Samco de Esperanza. Fue muy emotivo y cálido el acto.

Pero como cierre es necesario contar una breve historia referencial. Don Juan Calza fue el papá de Margarita. Cooperador en el Barrio La Orilla y quien organizaba los remates de ganado que pedía donado a los vecinos para construir el templo en el año 1953. La capilla estaba en los cimientos cuando se fue a la colimba y cuando volvió estaba levantada y dándose misa.

Los donadores de ganado vacuno, ovino y hasta gallinas que se sorteaban eran colaboradores constante como las familias Roland, Junges, Schneider, Engler, Castro, Simoré, Lebra, entre otros, y el rematador “histórico” de Esperanza era Don Ramón Baravalle. Más, obviamente que La Orilla en esos años no era la de hoy. Los cooperadores de la escuela hacían una colecta, y cuando los niños y niñas entraban al aula en el primer día en el comienzo del año lectivo, sobre su banco, tenían un guardapolvo blanco que los esperaban y que con enorme emoción cada uno se ponía.
Esto también era sembrar Salud y Esperanza a manos de esa gente que honra la palabra esperancino.