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miércoles, abril 24, 2024
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¿Por qué los cierres masivos por Coronavirus “aplanan la curva”?

Cuando los organizadores cancelaron el SXSW, el monumental festival de música, cine, tecnología y educación que lleva cientos de miles de personas a Austin, Texas, todos los marzos, era sólo cuestión de tiempo para que otros eventos mayores empiecen a caer.

La NBA y la Major League Soccer ha suspendido sus juegos, la Major League Baseball has pospuesto su inicio, la NCAA canceló el March Madness, importantes universidades han cancelado los juegos de primavera, la PGA Tours canceló el Players Championship y el inicio de los Juegos Olímpicos de Verano 2020, está en duda. Y esto es sólo en deportes.

Distritos escolares, desde Seattle a Baltimore –incluidos los estados de Ohio, Maryland y Michigan– han cerrado sus escuelas primarias y más de cien secundarias y universidades han cancelado las clases presenciales y las ofrecen online. Hasta Walt Disney World y Disneylandia –en efecto, el parque Disney– ha cerrado sus puertas. Es la tercera ocasión en su historia, la primera, fue tras el asesinato de JFK y la segunda el 9/11.

Las implicaciones económicas de todos estos cierres son incalculablemente altas. El festival SXSW mueve al menos 350 millones de dólares, incluyendo miles de trabajadores de baja calificación que han perdido su salario, lo que es nada comparado con las pérdidas en deportes profesionales y cierres de parques temáticos. Por lo tanto, la decisión de suspender temporadas, canelar eventos y cerrar negocios no se tomó a la ligera.

Y eso que aún se han diagnosticado unos 1660 casos de COVID-19* y se han producido apenas unas 50 muertes. Como usted ha escuchado, seguramente mil veces, la gripe afecta a mucha más gente, se calcula que cerca de 50 millones este año y mata a unos cuantos miles, quizá 52 mil este temporada.

Entonces ¿por qué tantas cancelaciones, cuyos costos serán contabilizados en miles de millones, por tan pocos casos?

Hay una buena razón para “cancelar todo”. Todas estas decisiones de las autoridades públicas y de los empresarios apuntan a un objetivo común: disminuir la expansión del virus y evitar la sobrecarga del sistema de salud, que no cuenta con la infraestructura necesaria para manejar un imprevisto surgimiento de cientos de miles de casos. Sin cierres masivos, es exactamente lo que ocurrirá, tal como ha sucedido en Italia.

Es lo que se llama “aplanar la curva” (flattening the curve). Y es exactamente lo que se visualiza en el gráfico que acompaña la nota.

Básicamente, si asumimos que una cierta cantidad de casos inevitablemente van a ocurrir –lo que la epidemiología puede predecir basándose en cómo se comparta la enfermedad– permitir el normal desarrollo de los negocios, producirá una escalada que, rápidamente, en pocas semanas, hará desbordar todos los hospitales. Esa es la dirección que Italia nos muestra, se producirán muchas muertes simplemente porque no habrá suficientes camas de hospital, suficientes máscaras faciales, suficientes bolsas de suero y, sobre todo, no habrá suficiente personal médico y de enfermería para cuidar de todos.

Pero, si el mismo número de casos puede ser contenido unos meses, sin superar nunca la capacidad del sistema hospitalario o excediéndolo mínimamente, las personas tendrán el cuidado que necesitan y quienes conforman el sistema de salud evitarán enfermedades y agotamientos, y muy poca gente perderá su vida, tal como, admirablemente, se observa en el caso de Sur Corea.

Ahora bien ¿nos dirigimos hacia tantos casos?

Sí.

Como ha explicado de manera excelente el ex comisionado de la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés: Food and Drug Administration), Scott Gotlieb, en pocos días, el coronavirus fue declarado pandemia por la Organización Mundial de la Salud y es altamente contagioso. Si no estamos preparados en nuestra comunidad, aparecerá.  La única razón por la que los casos totales en los EE. UU. aún no se han disparado, es porque las pruebas de coronavirus han sido tan desastrosas, que muy pocas personas,  durante toda esta semana, han sido evaluadas. No se pueden contar los casos que aún no se han identificado.

Pero hay indicios de que Estados Unidos avanzará por el mismo sendero que otros países, con el crecimiento exponencial que ellos están viendo, tal como el cientista Mark Handley ha estado expresando en twitter.

Mientras tanto, Aaron Carroll –quien usualmente dice “no hay que preocuparse”– antes de ayer puntualizó en The New York Times, que Estados Unidos tiene 2,8 camas por cada 1000 habitantes –menos que las 3,2 de Italia y las 4,3 de China. (Sur Corea supera a todos con 12,3 camas por habitante). Y ese es sólo el total de camas, sin considerar las reservadas para los pacientes enfermos.

Se ha estimado que tenemos unas 45.000 unidades de terapia intensiva con cama, en Estados Unidos” escribió Carroll “en una expansión moderada se necesitarán 200.000”.

Entonces, ¿qué podemos hacer para prevenir el desastre? Tenemos que aplanar la curva. Afortunadamente la gente está preparada. La idea ha sido tan bien receptada por los epidemiólogos de sillón, que los hashtags #flatteningthecurve y #FlattenTheCurve han tenido varias tendencias en Twitter, en los últimos días.

Claramente, los oficiales públicos y los empresarios han estado en alerta y han observado las indicaciones de los oficiales de salud pública, como queda evidenciado en las cancelaciones y los cierres. Para que sea efectivo, la gente común tiene que involucrarse evitando frecuentar lugares que congreguen gran cantidad de personas, como los eventos que han sido cancelados.

Después de apagado el brote en Italia, The Atlantic se preguntaba ¿qué país será el próximo? Si Estados Unidos no aplana la curva, lo será.

*Los casos eran 2175 al momento de la traducción, el 15 de marzo.

Nota: el gráfico utilizado, si bien no es el mismo que emplea Forbes, ilustra perfectamente la idea de la autora del artículo, esto es, aplanar la curva por medio de cancelaciones de eventos multitudinarios y medidas que no son farmacológicas, como la distancia social, las que están asociadas a la capacidad de la población para reducir su vulnerabilidad por medio de la comprensión de la naturaleza del riesgo a la que están sometida.

 

(Fuente: Revista Forbes, artículo Why Everything Is Closing For Coronavirus: It’s Called ‘Flattening The Curve’, de Tara Haelle, subido el 13 de marzo de 2020)

 

Traducción: Mauricio Yennerich