Si se habla con los grandes empresarios de Esperanza y Las Colonias, va a notar que han tomado cientos de trabajadores en estos tiempos, especialmente en el nivel industrial. Y que necesitan más, pero no encuentran personas capacitadas humana y técnicamente, para formar los nuevos cuadros de trabajadores que se precisan en las empresas para encarar los contratos que las mismas deben asumir.
Si se habla de recursos humanos en la policía provincial, va a ver que una enorme mayoría de quienes se anotan para ser policías son mujeres. La gente joven, masculina, no quiere ser policía preferentemente. Y la Provincia tiene una gran necesidad de sumar recurso humano capacitado en un territorio que es crítico al Estado y a la Sociedad.
El Covid mostró con su rostro de emergencia y urgencia la necesidad de tener más personal de enfermería, en todos los hospitales y centros médicos. Capacitación y personas dispuestas a una tarea que no es sencilla y que no es para cualquiera. Como ser policía.
Es decir, tanto desde el nivel de lo privado como de lo público, hay carencia de personal, masculino y femenino, por falta de recurso humano y por carencia de formación. Pero también hay que anotar en la libreta que culturalmente estos jóvenes no están educados para el trabajo en una sociedad cultural donde se hace un culto de la destrucción de la familia, la cultura de la vagancia y de los abusos trangresivos que dañan la salud de la juventud como por ejemplo el uso de las drogas y el alcohol. Parecería que en esta generación de juventud nadie puede ser feliz sin emborracharse o drogarse.
Incluso, a la juventud se le enseña a “ser independiente” y a “no tener patrones” y se pretende de la nada, sean “emprendedores”. Y así son millones de personas en procura de un día de estos producir algo, no se sabe bien qué, que los hagan “monotributista” que los saque del horrible hecho de “trabajar para otro”.
Y esta relación crítica se da en el marco de un país que tiene casi la mitad de su gente pobre y donde la juventud “no encuentra trabajo” simplemente porque transita en este mundo, culturalmente e históricamente, por la calle de al lado o la vereda de enfrente.
Daniel Frank