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jueves, marzo 28, 2024
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La leche es más cara que el Dólar y se siente la baja de consumo en los barrios

“Hemos reducido la compra de leche y de lácteos en general, por la tremenda baja que tienen sobre todo en los últimos meses” dice la despensera del Barrio Sur. No es la única. En realidad, todas las despensas de los barrios muestran este indicador que preocupa seriamente. La leche sobre todo, y los productos derivados del lácteo son vitales para el desarrollo de los niños. Y cada vez se compran menos en la ciudad.

“No sólo la leche ha bajado en el consumo. También los yogures. Un Danonino para un niño cuesta más de 50 pesos. ¿Quién va a comprarlo? es un artículo de lujo no sólo para el que tiene poco dinero, sino para cualquiera” dice una despensera del centro esperancino.
“Los quesos untables son carísimos y tampoco se venden” dice la joven que atiende el comercio.
La ecuación es sencilla: los empresarios del sector alimenticio indican que “si las tarifas se dolarizan, si los servicios se dolariza, todos los alimentos están dolarizados” y eso le pega en el medio del pecho al bolsillo y al salario.
Los indicativos internacionales dicen que Argentina tiene en precio, la segunda leche más cara del mundo.
Té o mate cocido es la respuesta sobre qué es lo que toman los niños en los barrios ante los precios prohibitivos de la leche y de los lácteos en general.
“El camino es así. La gente hace tres años tomaba yogourt, lego paso a la leche y ahora está en el mate cocido y el té. Simplemente, porque ante la imposibilidad económica de comprar leche, un saquito de té sirve por lo menos para dos tazas y con la yerba se hace mucho mate cocido. Y olvidate del pan y dulce, la gente compra algunas facturas baratas” para acompañar el brebaje.

Algunos ejemplos
“Me dieron 600 pesos para darle el vaso de leche a los chicos en la escuela. Ni un mago puede hacer eso. Encima estamos en medio del campo, podríamos comprar leche directa en el tambo, pero no me dejan. No sé lo que vamos a hacer este año con la copar de leche” nos confiesa en off una directora de escuela rural con cara de angustia por sus chicos.
En una escuela secundaria de Esperanza, los “profe” y las “profe” son unos fenómenos.
Han preparado una habitación pequeña, comprado una pava eléctrica, unas masitas todos los días y sirve para que todos los pibes y las pibas se llenen la panza con algo, generalmente es té, para que no vayan con el estómago vacío al aula.
Los alumnos cuidan ese lugar con la sacralidad de un templo.
Las Cáritas de las parroquias ayudan en silencio y con un enorme amor a los más humildes. ¿Hoy que piden con mayor insistencia? Leche y zapatillas van al frente.
Un grupo de trabajadores de una empresa láctea de la ciudad hacen una “vaquita” todos los meses.
El dinero solidario de esos trabajadores anónimos es para comprar una bolsa de leche en polvo mensual, para dárselo a una ONG donde van niños de gente humilde y trabajadora de los barrios.

Alimentarse contra
la ley
En Esperanza hay todavía tambos que son periurbanos. Están cerquita de la gente y de sus necesidades.
Y es una importante cantidad de gente que asisten a esos tambos donde, por monedas, los tamberos le dan a una mano. La gente va con su tachito, o sus botellas y se traen el preciado líquido blanco alimentario.
Claro que los tamberos periurbanos tienen un límite para vender y por ello una clientela física.
¿Puede enfermarse una persona por tomar leche al pie de la vaca. Pero peor es enfermarse por no comer.
Con la leche de campo es un hervor y a la panza. Como en los tiempos de los abuelos inmigrantes. La leche cruda es aquella que proviene de las vacas, ovejas o cabras y que no ha pasado por el proceso de pasteurización para matar las bacterias.
Puede tener bacterias peligrosas como Salmonella, Escherichia Coli y Listeria, que son las responsables de causar enfermedades.