El Hermano Bonifacio era entrerriano de nacimiento, pero esperacino de vida y de alma. Todos los querían en el Colegio San José y en la ciudad. Supo interpretar los evangelios desde la humildad y la amistad.
Fue uno de los escasos religiosos católicos de la Argentina que jugó oficialmente al fútbol, en este caso en la Liga Esperancina, para el querido club Juventud Unida de Humboldt, donde se granjeó el cariño de todos, por su notable calidad de jugador, pero también de persona y era respetado por compañeros y rivales.
Hoy Juventud Unida de Humboldt “lamenta el fallecimiento del Hermano de los Misioneros del Verbo Divino, Bonifacio Buet” que vistiera esos colores.
Con el termo debajo del brazo, era la sonrisa que acercaba el mate a todos, con una broma entre labios y la cordialidad en sus gestos.
Hoy, la vida del Hermano Boni se apagó, y a las 15 de esta tarde fue la despedida en el colegio del Salvador de Jujuy, de los hermanos y sacerdotes verbitas.
Su nombre está en las oraciones de todos los sacerdotes y hermanos de la Congregación Misioneros del Verbo Divino, de las Hemanas Siervas del Espíritu Santo y de las Hermanas Siervas del Espíritu Santo de la Perpetua Adoración, creadas por el santo, Padre Arnoldo Janssen.
Mañana, lunes, a las13, sus restos mortales serán presentados a Dios mediante una Misa en el templo de la Parroquia San José, en el histórico Colegio San José de Esperana, rodeado seguramente del amor de tantos niños y adolescentes a los que cuidó y protegió con su vida simple, su fe inalterable y su amor a Dios profundo y absoluto.
Luego, sus restos serán inhumados en el cementerio de la Sociedad del Verbo Divino, en inmediaciones del Colegio, junto al de los misioneros que dieron sus vidas por la misión sirviendo a Dios Uno y Trino, con todas sus fuerzas hasta la despedida final de esta tierra.
Toda la ciudad le dice: Descansa en paz Hermano Boni.