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viernes, diciembre 6, 2024
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Maia y las niñas y mujeres “desaparecidas”

Maia es una mujer de 10 años. Su madre es mujer. Viven en la extrema pobreza, en la ciudad más rica del país y en el distrito federal más poderoso del territorio nacional.

 

Por ellas, mujeres en absoluta indefensión, no hicieron marcha alguna las progresistas feministas de los pañuelos verdes. Ni nadie. Es que no hay beneficio alguno que por ellas, pudiera obtenerse del Estado.

Es como si las mujeres pobres en la Argentina, que son miles, millones, y a las cuales en su mayoría terminan golpeando y matando “el patriarcado”, no existieran.

Habrá que recordar que el 56 por ciento de los niños argentinos son pobres y que el 15 por ciento son como Maia, que no saben si van a comer hoy. Y mañana.

Tampoco la niña de 10 años está en condiciones de procrear y, por ende, no ingresa en el interés la política abortiva de la Organización de Naciones Unidas ni del Fondo Monetario Internacional para el control de la natalidad en el mundo.

Por ende, no se necesitan las “soldaditos” de los pañuelos verdes ni el dinero de las fundaciones truchas alimentadas por los capitales de las corporaciones internacionales.
El “Patriarcado” puede hacer los que les place con ellas.

Para este “progresismo” y feminismo argentino las niñas y las mujeres -más si son de forma horrible torturadas diariamente por la miseria extrema- no existen.

Lo único que mostró el caso Maia es que madre e hija, eran mujeres que ya estaban desaparecidas antes de la retención indebida de la menor. Ellas son parte de los humanos “descartados” por el mundo económico. No sólo en Argentina, sino en el mundo.

Es que los surgimientos -especialmente a partir de las redes sociales y las grandes corporaciones mediáticas- de movimientos emocionales y justicieros, de subculturas y tribus urbanas, cargados de una espontaneidad provocada,  con seres altamente sensibles y en su enorme mayoría, honestos. No exentos de fuerte ingenuidad tanto como ignorancia irreflexiva.

Como las “veganas” que dicen, por ejemplo, que “no hay que tomar leche ni ordeñar a las vacas” ignorando que si a las vacas no se las ordeña, la leche las mata porque para ellas, es un veneno.

Ni hablar de lo que pasaría en el mundo -si no se mataran a los animales- en materia de multiplicación de las especies y del descontrol absoluto de las enfermedades transmisibles al hombre, y más si no se vacuna como sostienen ciertas campañas por las redes.

Las soldaditos veganas responden a un interés especial que tiene que ver con la tecnología y los nuevos agroalimentos, producidos especialmente por la tecnología norteamericana y de China, con sus respectivas bolsas de comercio en ambos países.

Desde las hamburguesas con gusanos hasta la pasta de grillos. Y el desarrollo de las granjas productoras de insectos en Europa. Sólo por citar un par de ejemplos.

En este tema, por ejemplo, el diario Clarín del sábado pasado informa diciendo que el año pasado en materia de “carnes” producidas a base de vegetales. la inversión fue de 31 mil millones de dólares y en este 2021 se esperan otros 20 mil millones de dólares.

Además de las participaciones de bancos, inversiones en bolsas de Estados Unidos y China, se cita en el diario porteño a los inversores en este rubro de “carnes de origen vegetal” como Cargill, Google y Bill Gate.

Obviamente que las chicas veganas en su revolución contra la carne vacuna y demás, responden perfectamente al negocio de los grandes grupos inversores en producción y venta de carne de mentira.

En realidad, son pensadas como grupos de choque, colectadas por las redes sociales, y resultan perfectas como soldaditos gratuitos, por su ingenuidad y su militancia casi religiosa.

El mundo está cambiando porque hay gente haciendo negocios que las enormes mayorías no ven.

Como cuando hicieron a la esclavitud ley, por 1000 años. Y ninguno de los humanos del mundo lo vio.

Daniel Frank

 

Foto: Todos estos niños están oficialmente desaparecidos en Argentina.

El colono del Oeste