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jueves, abril 18, 2024
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Meiners: Impecable discurso en un emotivo acto

El Gobierno de la Ciudad conmemoró el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia con una muy importante asistencia de esperancinos.

El domingo, en la mañana, la ciudad memoró el 24 de marzo. La presencia de sacerdotes y pastores brindaron su bendición. Familiares de desaparecidos colocaron una flor en el cenotafio con la foto de su hermano, sobrino, padre o abuelo. En es emarco habló la intendente de la ciudad, con  la presencia de concejales, funcionarios y dirigentes de entidades intermedia.

Ana Meiners
“Todos los años en esta fecha, se conmemora en Argentina el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia en recuerdo de quienes resultaron víctimas de la dictadura cívico-militar que gobernó el país a partir de 1976. Acontecimientos que aún nos avergüenzan como sociedad, evita que se repitan y contribuye a enriquecer la memoria y la dignidad de los pueblos.
Vale la pena recordar y explicar, en particular a los más jóvenes, que el 24 de marzo de 1976, un golpe de Estado cívico-militar derrocó al gobierno constitucional de entonces, e instaló en nuestra Patria un gobierno de facto a cargo de una Junta Militar que se atribuyó la suma del poder público, se arrogó facultades extraordinarias y en el ejercicio de esos poderes ilegales e ilegítimos impuso la dictadura más sangrienta de la historia nacional: persiguió, torturó y asesinó a miles de argentinos; disolvió el Congreso y los partidos políticos; dictó normas por encima de la Constitución; prohibió la actividad sindical; anuló la libertad de expresión y devastó la economía nacional.
En esos trágicos años de Terrorismo de Estado se aplicó un plan coordinado y sistemático de exterminio y represión generalizada, con un costo humano minuciosamente calculado, que sometió a miles de personas al secuestro, a la tortura o a la muerte. Otros miles poblaron las cárceles sin causa o con procesos ilegales y muchos miles más encontraron en el exilio la única forma de sobrevivir. Cientos de niños fueron arrancados de los brazos de sus madres en cautiverio al nacer y privados de su identidad y de su familia. No se trataba de excesos ni de actos individuales. Aquello fue un plan criminal, una acción institucional diseñada con anterioridad al 24 de marzo y ejecutada desde el Estado mismo bajo los principios de la doctrina de la Seguridad Nacional que imperaba entonces en el continente. Por eso, y desde entonces, usamos la expresión “Nunca Más” cada vez que nos referirnos a ese período oscuro de nuestra historia.
Hoy, sabemos que los golpes de Estado padecidos por los argentinos, a lo largo del siglo XX escribieron una larga, tenebrosa historia y que nunca constituyeron meros episodios solo protagonizados por militares. Poderosos intereses económicos cuya representación ha sido y es minoritaria, trabajaron incansablemente para deteriorar las instituciones democráticas y facilitar el atropello final a la Constitución.
Contaron, también, con el aporte de diversos sectores poderosos de la sociedad, de la clase política argentina y de la ciudadanía; así como de particulares factores culturales, del aporte de distintas concepciones del mundo que encarnaban diversas ideologías, de los medios de comunicación y de muchas instituciones que, privilegiando sus propios intereses a los de la mayoría, nunca toleraron el principio rector de la soberanía popular.
El golpe de Estado y la dictadura militar fue una gran tragedia para el país; su ejecución, repito, no fue solamente una responsabilidad castrense; también fue de los sectores dominantes de la vida económica y cultural, que contribuyeron a construir esa Argentina sometida a una estrecha, mezquina y explotadora concepción del mundo. Estas cosas nos pasaron en la historia reciente, y sus consecuencias -muchas de las cuales- todavía subsisten, nos continúan interpelando como sociedad, y por eso, como un humilde aporte desde el lugar que nos toca, creemos que el ejercicio cotidiano de la Memoria, la Verdad y la Justicia, no son sólo una fuente para entender y cicatrizar las heridas de la historia y dejarlas guardadas en el pasado. La Memoria, la Verdad y la Justicia son el indispensable impulso moral, una necesidad ética y política, y un deber de todas aquellas sociedades, que pretendan vivir con dignidad su presente y su futuro. Por eso estamos aquí, reflexionando, compartiendo el recuerdo y la memoria. Esperanza también está ligada a esta etapa de la historia argentina. Algunos de nuestros mejores hijos, junto a otros ligados a la ciudad por razones de estudio o trabajo, integran esta triste nómina. A todos nuestro mayor homenaje”.