No recuerda lo que pasó después. Sabe que fue un domingo, que salió de trabajar, que agarró su moto, que se juntó con un par de compañeros y emprendió un viaje de madrugada. El tramo era corto: debían ir de Baradero a Alsina, una pequeña localidad de menos de 1500 habitantes, ubicada a menos de 25 minutos del lugar en el que vive. “Tuve la mala idea de sacarle la luz a mi moto, de no usar casco, justo en una madrugada donde no se veía nada. Por un instante, a mis compañeros, los perdí de vista; ellos iban más adelante. Aceleré la moto para alcanzarlos y los choqué de atrás“.
Evelyn González tiene 20 años. Que esté viva es un milagro; que pueda contarlo, otro mucho más grande. Los hechos, tal como los describe, son parte del final de sus recuerdos. Lo intenta, se esfuerza, pero el impacto en el suelo es la última fotografía que guardó su memoria. “Volé, caí con toda la cabeza del lado derecho sobre el asfalto. Todo lo que pasó después no lo recuerdo, me lo contaron“, le dijo a Infobae. Sus amigos llamaron a Roxana, su mamá, quien se encontraba viviendo en Comodoro Rivadavia. Tomó el primer avión y se encontró con el peor pronóstico: las probabilidades de vida de Evelyn no superaban el 2%.
Las esperanzas eran nulas. En Baradero no pudieron hacerle la cirugía y debieron trasladarla hacia Junín. “Horacio Sanardi fue el médico neurocirujano que me atendió. Me salvó la vida. Cuando llegó mi mamá le pidió que reuniera a todos mis familiares para que pudieran despedirme. Creyeron que no iba a soportar la cirugía. Me sacó la mitad del cráneo del lado derecho y decidió guardar el hueso, por si me despertaba y existía la posibilidad de colocarlo nuevamente”, explicó Evelyn.
Los puntos en su cabeza reflejan la gravedad del hecho. Son 30 y una sensación extraña cada vez que pasa su mano por allí. Su pelo aún no crece y el espejo -esta vez- no se convierte en enemigo. Evelyn celebra el hecho de despertarse cada mañana y saber que está viva. “Mi moto era más importante que mi vida y casi muero por no usar casco. No me costó mucho tiempo darme cuenta de eso. Por eso es que, cuando me recuperé, quise dar a conocer mi historia para concientizar a todas las personas que podrían sufrir un daño como me pasó a mí. Amaba tanto andar en moto que confié por demás. Cuando me di cuenta que casi me voy hacia el otro lado, pude entender la gravedad de todo lo que hacía”.
Aún está recuperándose de la última operación, luego de vivir cinco meses sin la parte derecha del cráneo que se lo sacaron para descomprimir la inflamación del cerebro. Fue eso lo que le salvó la vida.
“A los pocos días de la cirugía me desperté, no me acordaba de nada. Tenía toda a mi familia cerca. Les costó mucho tiempo poder hablar conmigo y contarme lo que me había pasado. Luego de los 5 meses me llamaron nuevamente para volver a emplaquetarme con el mismo hueso y con tornillos. Fue un verdadero milagro”, agregó Evelyn.
A partir del viernes, y luego de seis meses, Evelyn volverá a trabajar en una heladería de Baradero
“Pasé casi medio año cuidándome de todo, hasta de caminar, porque si me caía y me pegaba con la falta del cráneo, podía ser fatal, así que debía ser precavida a cada paso que daba. Y hoy estoy muy bien, súper contenta. El médico todavía no puede creer que me haya levantado y hablara con los enfermeros. Solo recuerdo que quería salir, quería caminar, quería vivir de nuevo”, explicó la joven.
El médico, previo a la primera intervención quirúrgica, le explicó a su mamá que Evelyn tenía muchos golpes y que posiblemente no volvería a caminar o a hablar. Que era probable que quedase en estado vegetativo. “La realidad es que escucho, puedo caminar, estoy como antes del accidente y no me quedó ninguna secuela”.
Evelyn concluyó: “Fue algo muy loco que con 20 años me haya pasado esto. Traté de dar un mensaje a mis amigos pero me di cuenta que puede servir para todos: el respeto que se le debe tener a una moto, el valor que se le debe tener a la vida. Mi familia no vive conmigo, pero fue algo muy difícil para ellos, afrontar todos estos meses con tanto dolor. Por eso digo que siempre, antes de realizar alguna locura, es bueno recordar que hay una persona que nos está esperando en casa“.