No cuidar la piel y exponerla al sol sin ningún tipo de protección, o directamente someterse a las camas solares es un riesgo hoy que corren miles de argentinos, de los cuales mueren 550 a lo largo de un año por el tipo más severo de cáncer de piel.
Los fríos datos surgen de los reportes correspondientes al año 2015 de la Dirección de Estadística e Información de Salud (DEIS) del Ministerio de Salud de la Nación, y muestran que en promedio más de 10 argentinos mueren por semana a causa del melanoma, el tipo de cáncer de piel más agresivo y de peor pronóstico.
¿Pero hablar de cáncer de piel es decir solamente melanoma? “El cáncer de piel es un conjunto de enfermedades malignas cutáneas con diferente evolución y pronóstico. Los tres tipos principales de cáncer de piel son el carcinoma baocelular, el carcinoma de células escamosas y el melanoma maligno, que se trata del más grave”, explicó a Infobae la doctora Gabriela Cinat, médica oncóloga, Jefa de la Unidad de Melanoma y Sarcoma del Hospital Oncológico Angel Roffo, entidad dependiente de la Universidad de Buenos Aires.
Y agregó: “Si bien suele presentarse con la edad, el melanoma se desencadena, entre otros factores, en función del grado de exposición a los rayos solares que la persona tuvo durante toda su vida, fundamentalmente durante la infancia y adolescencia”.
Los especialistas recomiendan el diagnóstico temprano, para lo cual las personas deben estar atentas a cambios en los lunares, pecas o manchas de la piel, las uñas o las mucosas sobre la base del ABCDE del Melanoma (Asimetría, Bordes, Color, Diámetro y Evolución) y mantener como rutina la visita periódica al dermatólogo, sobre todo aquellos que presentan predisposición a padecer cáncer de piel. Otros signos de alarma también pueden ser sangrado, picazón, molestias o dolor, hinchazón y cambios del color de un lunar.
Factores de riesgo
Entre los principales factores de riesgo de desarrollar melanoma, se encuentra la historia de exposición a rayos UV (ultravioletas, naturales o artificiales) en forma crónica, acumulativa o exposiciones intermitentes extremas que produjeron quemaduras de sol, tener ojos y/o cabello claro o pelirrojo, tener muchos lunares y los antecedentes familiares de melanoma.
“Cuando hablamos de melanoma, tenemos que tener en cuenta herramientas de prevención primaria, secundaria y terciaria. La primaria está dirigida a prevenir la aparición de lesiones malignas y está centrada en la foto-educación de la población. Se trata de evitar la exposición excesiva al sol, desaconsejándola entre las 10 y las 16 horas, y fundamentalmente durante los meses que poseen la letra ‘r’ (todos menos mayo, junio, julio y agosto)”, precisó la especialista.
También recordó que es clave aplicarse con frecuencia protector solar FPS 15 ó 30 o superior, según el tipo de piel y la actividad que se va a realizar. Especialmente si la exposición es en horario desaconsejado y durante meses estivales se recomienda utilizar sombreros, anteojos con protección para rayos UV y ropa que cubra la mayor parte de la piel posible. Además, se debe evitar el uso de camas solares para uso cosmético ya que, además de foto-envejecimiento, pueden inducir lesiones malignas.
“Como prevención secundaria, abogamos por la detección lo más temprana posible de las lesiones malignas o pre malignas, y para ello es imperante visitar al dermatólogo periódicamente, más aun ante la presencia de un lunar nuevo o de cambios en alguno preexistente. El tratamiento de las lesiones incipientes es sencillo y se asocia con un índice de curación muy alto. Finalmente, en cuanto a la prevención terciaria la buena utilización de recursos cuando la enfermedad requiere de tratamientos más complejos ha mejorado sensiblemente en los últimos años debido al advenimiento de nuevas terapias eficaces. Actualmente disponemos de diversas alternativas de tratamiento, pero la elección de una u otra dependerá del escenario que se presente, tanto de la enfermedad como de las propias características de cada paciente”, destacó la doctora Cinat.
Como el daño solar es acumulable, las exposiciones reiteradas e indiscriminadas a los rayos del sol pueden, con el tiempo, producir un envejecimiento prematuro de la piel, lesiones precancerosas y finalmente cáncer de piel. Las quemaduras solares esporádicas pero intensas, especialmente cuando ocurren durante la infancia, se asocian a la aparición de melanoma, uno de los tumores más agresivos.
En los últimos 30 años más gente ha desarrollado cáncer de piel que ningún otro tipo de cáncer. Y, en los Estados Unidos, estiman que 1 de cada 5 habitantes presentará esta enfermedad en algún momento de su vida. Si bien el melanoma constituye solo el 1% de los casos de cáncer de piel, es el más agresivo y de peor pronóstico, ocasionando más del 75% de las muertes atribuibles a tumores cutáneos.
El melanoma se diagnostica en promedio 10 años antes que la mayoría de los cánceres, o sea afecta mucho más a una población con proyectos en desarrollo, familia a cargo y económicamente activa, produciendo un impacto devastador en esta población
“En gran medida, consideramos que el aumento de la incidencia de melanoma de los últimos años se debe a cambios de hábitos de vida que implican una mayor exposición al sol, un aumento en la expectativa de vida y la disminución de la capa de ozono, que reduce la protección natural contra los rayos UV. Desgraciadamente, en la actualidad el bronceado suele asociarse a belleza y salud”, amplió la especialista.
Cómo detectarlo
Según la doctora Mabel Salerno, médica especialista en dermatología de la Clínica San Camilo, en el 95 por ciento de los casos el melanoma se presenta en cualquier lugar de la piel y sólo en un 5 por ciento de los casos puede aparecer en la mucosa del ojo, la cavidad oral, zonas genitales, tubo digestivo o meninges. La zona de las piernas es una de las más comunes en el caso de las mujeres, el torso (pecho y espalda) en el caso de los hombres y el cuello o la cara en ambos sexos.
Si bien la población más vulnerable son los pacientes con piel clara y ojos claros, cabello rubio y pelirrojo, cualquier persona puede desarrollar un melanoma, que pueden aparecer en la piel repentinamente sin una advertencia pero también desarrollar, por ejemplo, a partir de un lunar existente. Por este motivo es crucial estar atento a los cambios de color, tamaño y forma en lunares.
En general se recomienda por lo menos una vez al mes un simple y útil autoexamen de la piel conocido como el “ABCDE del melanoma”, con especial atención en lunares y manchas de la piel. Comúnmente, el melanoma es de color marrón o negro y presenta síntoma de picazón o sangrado, pero las verdaderas claves para detectar una amenaza potencial en la piel son:
– Asimetría de los mismos
– Bordes irregulares
– Colores múltiples o que varíen con el paso del tiempo
– Diámetro irregular (no deben superarse los 5 milímetros de diámetro)
– Evolución (mutación en tamaño o apariencia)
Opciones de tratamiento
En líneas generales, el tratamiento del melanoma varía según el estadio y algunas características del tumor y del paciente y el tipo de la enfermedad. Afortunadamente, en aquellos casos en los cuales la enfermedad se encuentra en un estadio avanzado y ya no es posible controlarla con cirugía, en la actualidad contamos con varias opciones de tratamiento eficaces.
“Por un lado disponemos de nuevos tratamientos inmunomoduladores, cuyo fin es enseñarle al sistema inmunológico a controlar el melanoma, y por el otro, los nuevos blancos moleculares, cuyo blanco es el tumor, produciendo un alto porcentaje de respuestas, es decir reducción de los tumores. Estos últimos tratamientos, los cuales se administran por vía oral, son útiles solamente en la población de pacientes cuyos tumores presentan una alteración genética característica, la mutación BRAF. En nuestro país la hallamos en aproximadamente la mitad de los casos de melanoma. Aún no sabemos a ciencia cierta la secuencia ideal de estos tratamientos, pero claramente han mejorado la perspectiva de los pacientes y esperamos que el panorama sea cada vez mejor”, afirmó la especialista.
No obstante, recordó Cinat, “es importante tener en cuenta que la cirugía es la opción de elección para los estadios tempranos de la enfermedad, salvo en casos muy puntuales en los que por diversas razones no pueda ser indicada”.