Los remiseros están pasando un momento crítico en la ciudad, junto a sus familias. Los que poseen automóviles propios o manejan un rodado para su propietario. Es parte de una realidad empobrecida, que le hace frente a la situación, poniendo el doble del esfuerzo.
“Estamos doce horas al volante. Y la verdad es que ganamos para el puchero. Está muy difícil todo. Hoy la gente no tiene dinero y trata de sobrevivir economizando en todo. No es tan sencillo ganarse la moneda cada día”.
El que habla es un remisero que está doce horas en la calle y expuesto al contagio para hacer su trabajo.
“La realidad económica está en las horas de trabajo y en la recaudación. Antes de marzo era una cosa, en la actualidad es otra. Hoy trabajamos 12 horas diarias al volante y juntamos 1.400 pesos promedio cuando antes de la pandemia eran 2.500 pesos promedio. A todo eso hay que restarle el combustible y otros gastos diarios. Patente, seguro, impuestos, revisión técnica, todo se suma.
Más, el ahorro para cambiar o mejorar la unidad o si se te rompe el vehículo, porque cualqier reparación son miles de pesos, y necesitás el auto para trabajar” explica el trabajador del volante.”Siendo honesto, la mayoría de los remiseros hoy trabajan para el puchero diario de la familia” confiesa con pesadumbre.
Uno de los hechos importantes que afectó la tarea es la falta de colectivos. Al no haber pasajeros no se toman remises y los viajes son internos. Salvo alguna persona que deba viajar fuera de la ciudad por motivos médicos, urgencias o laborales.
“La ciudad está quieta. Más de noche. Pero pienso en la gente que nunca pudo trabajar, porque no hay más fiestas o eventos, en los jardines privados, boliches, turismo, comercios que quebraron y cerraron y demás, y siento que por lo menos nosotros podemos trabajar” dice el remisero de la ciudad apostado frente al supermercado de la plaza central.