Los repetidos robos que se suceden en el Autódromo Los Toboganes,en el extremo norte de la ciudad, que tanto daño hacen y que al parecer, no hay sistema de cámaras o de guardias privadas que los detengan, se suman en el Barrio La Orilla, a los perjuicios institucionales que causan los delincuentes en una modalidad que resulta novedosa para Esperanza y zona rural.
Se trata del robo de cables, para lo cual hay que tener ciertos conocomientos y experiencia para no terminar herido o muerto en el intento, como ya ha sucedido, por ejemplo en la ciudad de Recreo.
Los malvivientes van detrás del cobre, que dicho sea de paso, debe tener compradores socios de este delito en l zona.
Lo real es que al Club de Caza y Pesca le robaron cables eléctricos y entre los perjuicios se puede citar que el daño ostenta la cifra de un cuarto de millón de pesos. Y 250 mil pesos no es poca cifra para un club, cualquier sea, que cumple funciones nobles para la ciudadanía de Esperanza.
También una conocida familia, en el Barrio Oeste, en zona rural ha tenido la presencia de ladrones de cables, entre otros elementos, incluida cierta maquinaria. La pérdida también es importante en pesos para esta familia esperancina.
En este caso las sospechas recaen sobre la enorme villa que va creciendo en la zona de vías- donde se están incluso vendiendo terrenos en montos que oscilan entre los 40 y los 50 mil pesos. Y eso es ilegal porque los terrenos son del Estado Nacional- donde mora gente especialmente venida del departamento La Capital.
Todo esto se suma a otros robos de cables en el Barrio La Orilla, entre ellos, el hurto acaecido hace pocos días atrás, que dejó sin clases a toda la comunidad educativa de la Escuela Nº 316 Guillermo Lehmann.
No muy lejos de allí también existe otra villa que sigue creciendo con gente que no es de Esperanza.
El cierto es que hasta hace poco tiempo atrás, no era ésta una expresión del submundo del delito a nivel local.