Una vez más, la ciudad de Esperanza fue escenario de una emotiva y multitudinaria celebración en honor a la Pachamama. Lo que comenzó como un ritual ancestral se ha transformado en una verdadera tradición local, que combina espiritualidad, encuentro social y un fuerte compromiso solidario.
Cada 1° de agosto, desde muy temprano, vecinos y amigos se dan cita frente al tradicional Bar Lorenzón para cumplir con el rito de beber tres sorbos de caña con ruda, una costumbre popular que busca atraer salud y protección durante el resto del año. Sin embargo, más allá del simbolismo, el verdadero motor de la jornada es el encuentro comunitario y la ayuda a quienes más lo necesitan.
El impulsor de esta movida es Miguel Lorenzón, quien junto a sus amigos prepara con meses de anticipación la infusión con ruda macho, que permanece estacionada hasta el día de la celebración. Al llegar el 1° de agosto, las botellas se descorchan y se reparte la bebida en pequeños vasos, en forma gratuita, a todos los presentes.
La Municipalidad de Esperanza acompaña esta iniciativa desde hace años, colaborando con el corte de tránsito frente al bar para garantizar la seguridad y comodidad de los asistentes. Este año, el clima acompañó y la vereda se colmó de gente desde las primeras horas del día. Algunos testigos aseguran que ya a las 6:45 comenzaban a llegar los primeros participantes.
Quienes reciben el tradicional vaso tienen la opción de colaborar con un aporte económico, destinado íntegramente a obras de bien. La recaudación se realiza en una urna colocada en el lugar, y el año pasado alcanzó la notable cifra de un millón de pesos, que fue distribuido por Cáritas San José entre distintas instituciones solidarias de la ciudad.
Este 2025, la convocatoria superó todas las expectativas y se logró una nueva marca histórica de recaudación: $1.904.550.
La Pachamama fue honrada y una vez más, la comunidad de Esperanza demuestra que la fe, la cultura popular y la solidaridad pueden ir de la mano.