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viernes, mayo 17, 2024
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La selección argentina y la política en manos de la generación de los “NI”

Hubo un tiempo, en que los argentinos amaban los sentimientos y las ideas. Días en que se nacía y se moría por los ideales. La generación del 70 y del 80 era capaz de construir el cielo y el infierno.

 

Era el ciclo extraordinario en donde las palabras vida y muerte, tenían un sentido único y trascendente, sobre los cuales se edificaban otros valores , como justicia y libertad. Cuando la palabra amor era significante y la palabra patria todavía era una búsqueda fervorosa de un nosotros.
Era el tiempo en que se compartía la necesidad. Donde resultaba normal pedir “una tacita de azúcar” al vecino o llevarle unas “tortas fritas que hice recién” para la vecina para ser compartidas.

Hoy, hay más necesidad que entonces, pero ya no se comparte, sino que cada uno hace la suya y se salva solo. Y así, no se salva casi nadie.
Era el tiempo en que la sana rebeldía se aprendía en la escuela y en el potrero.
Hasta que esa generación desapareció aburguesada en el dinero o en la marginalidad de los ideales ya considerados viejos por la nueva generación del NI.
Entonces desaparecieron paso a paso, los jugadores del potrero y las militancias de las unidades básicas y comités.
El fútbol se volvió un negocio y los clubes empresas. El marketing de compra y venta hizo millonarios a unos cuantos. Y lo importante pasó a ser, precisamente, formar parte del negocio.
Sin potrero, sin hambre, sin necesidad compartida, de la generación pasada, ya muertos los Maradona y descartados los Mascherano, a la selección argentina de fútbol hace rato que no se le cae una idea.

Solamente por eso pueden ser dirigentes estrellas los Tapia y los Tinelli.

Todos juntos no son más que un grupito de multimillonarios de pecho frío jugando por placer y dinero y algunos hasta despreciando “al vulgo” del choripán en la cancha.
La política hizo de los pueblos y las ciudades, gobernaciones y despachos nacionales, estancias con patrones. Y su manutención pasó de ser, gratuita militancia en comités y unidades básicas, a sumarse a los impuestos con una magnitud de sueldos que casi nadie en la labor privada gana.
Fue después de la moda de la doctrina de los “apolíticos” con vidas de famosos en las boletas eleccionarias, que se ufanaban de “no venir del mundo de la política” y que, desde entonces, viven del Estado y de los negocios que hacen- por derecha y por izquierda- con el Estado que los hizo multimillonarios.

Y a quienes tampoco se les cae una idea porque nunca la necesitaron, igual que todos sus peones de estancia que viven del Estado.
Un día, entrevistando al “Oveja” Hernández (Sergio) en un hotel de Esperanza le pregunté por qué los argentinos de la generación dorada eran así. Me dijo: “porque tienen hambre. Porque tienen potrero. Y porque saben que sólo se triunfa en equipo”.
Va a ser difícil sin potrero, sin unidades básicas y sin comités volver a tener la extraordinaria necesidad de compartir patria e ideas.

Daniel Frank