Ganaron, sobre la hora vino el gol. Entrenadores, jugadores, parcialidad locos de contentos se abrazaban. Racing había triunfado por la mínima diferencia venciendo al conjunto de nuestra ciudad de Esperanza.
Pero el arquerito de Racing- o arquerazo, según se vea a sus valores humanos- no lo ve ni lo siente así.
Observa a la distancia como su colega llora desconsolado. Y sólo tiene ojos para su dolor. Entonces corre, lo levanta del piso, lo abraza y se lo lleva a los bancos lleno de grandeza, iluminando la cancha de Libertad de San Jerónimo Norte y al Valesanito todo, uno de los torneos infantiles más importantes del país y de Sudamérica.
Así se destruye a los violentos, a los que usan al fútbol para su beneficio, para su saciedad de agresiones y oscuros negocios. En estos pibes están su mamá, su papá, su familia, sus entrenadores, su club, en este caso el Racing Club, y también, seguro, sus docentes de la escuela de Avellaneda.
“Me quedo con esto. Torneo de fútbol “El Valesanito” en San Jerónimo Norte. El equipo de Los Piratitas de Esperanza, donde juga como invitado Enri, después de un partidazo, pierde sobre la hora 1-0 frente a Racing.
Mientras los nenes se saludan en la mitad de la cancha, el arquerito llora en el suelo frente a su arco. El arquero adversario viene corriendo, lo abraza, lo anima y los dos salen abrazados de la cancha. ¿Cómo no emocionarse?
Son las escenas hermosas que nos regala el deporte, los gestos maravillosos que tienen los chicos.
Una cachetada a las actitudes frecuentes en los eventos deportivos que solemos tener los adultos, que prefiero no describir, para no arruinar esta hermosa imagen que nos regalan los nenes. ¡Tenemos tanto que aprender de los chicos!. En realidad, tendríamos que enseñarles…pero basta con que aprendamos de ellos” dice Verónica Kern que ha tenido el privilegio de verlo para contarlo.
Daniel Frank