“La continuidad de esta intervención sobre el sector ganadero golpea un negocio próspero y tradicional, limita el desarrollo futuro y resiente la economía nacional” expresaron la diputada Ana Copes,Diputada nacional MC – Partido Demócrata Progresista (PDP) y Roberto Cerutti, ex Presidente de Asociación Cooperativas Argentinas (ACA).
“Las carnes argentinas gozan un bien ganado reconocimiento mundial, equiparado solamente por la fama de algunos de los deportistas argentinos de distintas épocas o por las bellezas naturales de nuestro país.
Pero hoy, por decisiones erradas y evidenciadas en la experiencia de hace pocos años, se reitera la decisión de interrumpir la comercialización plena de las carnes bovinas hacia el exterior, basados en la fantasía de que la oferta en el mercado doméstico será abundante y caerán los precios de la carne en el mostrador.
Lejos de ocurrir eso, serán afectados los productores ganaderos, los empleados de la industria frigorífica y los consumidores. Los primeros, porque encontrarán que los animales de descarte que tenían como único destino la exportación (la vaca de descarte de rodeos de cría y de tambo), ya no tienen mercado, porque su carne no es consumida en el país. Los segundos, los empleados de la industria manufacturera, por la faena y la producción de embutidos y carnes procesadas que iban al exterior, verán reducida la producción industrial, también por falta de mercado. Y los consumidores no podrán adquirir carne más barata (excepto en algunos puntos preparados para la propaganda política gubernamental), por la simple razón de que el precio de la carne, al igual que el resto de los alimentos está menos afectado por el precio de la materia prima básica, que por la intermediación comercial, el peso de los impuestos que sufre y, particularmente, por la inflación.
Toda la economía nacional sentirá el impacto, porque se trata de una significativa fuente de dólares genuinos que contribuye a los ingresos nacionales, que bien podría ser utilizada para la adquisición de vacunas covid o en otras necesidades impostergables. En poco tiempo más verificaremos que estas medidas sólo tienen como fundamento un interés electoral, aún a costa de la destrucción de riqueza y de las fuentes de trabajo. Más allá de eso, los clientes internacionales reemplazarán a nuestro país como proveedor de carnes por otras naciones, más predecibles y confiables. La recuperación, si en algún momento llega, será muy larga y trabajosa, tanto en la producción como en la instauración de una renovada confianza. Es necesario que todos los actores de la economía y de la política nacional asuman un rol preponderante en revertir estas decisiones, porque inevitablemente, de continuar por este camino, paulatinamente, cada uno de los sectores económicos se verá afectado de manera similar, limitando la normalidad de sus actividades y atentando contra la libertad de trabajo y de comercio. Estas medidas afectan también las libertades individuales y colectivas que son la columna vertebral de todo sistema democrático.