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viernes, abril 26, 2024
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La Geriatría en medio de la pandemia

El diputado provincial (PS) Joaquín Blanco ha organizado un encuentro de trabajo con tres especialistas del área de Geriatría para analizar lo que está pasando y  “qué se podría hacer para mejorar el cuidado en los centros residenciales de personas mayores”. Éstos, según el licenciado Blanco, “sean públicos o privados, cumplen una función social y forman parte de un sistema”.

En primer lugar, el secretario de salud y promoción social de la Municipalidad de Recreo, Santiago Seghezzo, quien fue durante muchos años director provincial de Adultos Mayores del Gobierno de Santa Fe y “conoce los geriátricos desde adentro”, empezó diciendo que “los adultos mayores están atendidos hoy en un sistema que no tiene continuidad y los geriátricos están habilitados, por ejemplo, por diferentes ministerios”. El especialista se preguntó que le corresponde hacer a los tres niveles de gobierno -nacional, provincial y local- y la respuesta  ha sido que hay un gran desconocimiento acerca de “quien habilita qué cosa” en las residencias. De hecho, si los mayores residentes, por ejemplo, no tienen una situación de evidente fragilidad, es decir, son auto-válidos, interviene en su habilitación el ministerio de desarrollo social, si presentan diferentes fragilidades, lo hace el ministerio de salud. “Las habilitaciones se piden en dos ventanillas, por decirlo de alguna manera”, expresó Seghezzo, y esto hace que la política pública “piense a la vejez compartimentada”, indicó. “En general, los municipios y comunas no tienen ordenanzas que acompañen los cuidados de los adultos mayores” y la provincia tampoco tiene una ley de adultos mayores actualizada, lo que constituye, para Seghezzo, el desafío de ir “hacia una ley integral de adultos mayores”.

En segundo término, la infectóloga Andrea Uboldi, por su parte, expresó que lo primero que hay que observar es la situación pandémica específica: “si no hay casos en la comunidad, va a ser muy difícil que se presenten en los geriátricos, si tengo casos por conglomerado, ahí voy a tener la posibilidad de introducción del virus en el geriátrico”, y agregó que “básicamente, lo que sabemos, es que hay un gran impacto sobre esta población, porque 8 de cada 10 personas que mueren en el mundo corresponden a adultos mayores”.

La ex ministra de salud de la Provincia, apuntó que el coronavirus puede ingresar a la institución residencial de personas mayores de tres maneras: “uno es por el personal de salud, otro es por proveedores, y otro es por el propio residente, especialmente aquellos que presentan cuadros que ameritan un contacto con efectores de salud permanente, es el caso de quienes tienen que hacerse diálisis”.

Uboldi es enfática en la cuestión de observar sintomatologías y no demorar las consultas o derivaciones, pues ha estado advirtiendo que muchas personas a cargo de estas instituciones cometen el error de pensar que si tienen que derivar personas a los efectores de salud, éstas se van a contagiar de Covid. “Esto es un error –aclaró- porque accidentes cerebrovasculares, infartos, infecciones urinarias, abdómenes agudos, obstrucciones agudas… las vamos a tener y si uno no pesquisa estas sintomatologías y no hace una consulta y una derivación oportuna, vamos a tener un aumento de la mortalidad, no por Covid, sino por co-morbilidades de pacientes crónicos que no fueron atendidos oportunamente”.

Como se ha informado en medios acreditados, la transmisión del Covid se da tanto por casos a-sintomáticos, es decir, por personas que pueden contagiar sin tener síntomas, pero sobre los que más se sabe, es sobre los pre-sintomáticos, “aquellos que hoy están bien, sanos, y  mañana comienzan con sintomatología”. Para que estos casos sospechosos no demoren su entrada a los efectores, la reconocida infectóloga aconsejó que el personal de salud trabaje con la autopercepción –esto es, reportar malestar, antes que con métodos comunes tales como la toma de temperatura.

 

¿Cómo prepararnos?

Para una preparación eficiente Uboldi recomienda: Mapear aquellas casos en los cuales el personal trabaja en dos instituciones a la vez. Sectorizar, es decir, que un determinado personal se haga cargo de un grupo y evitar la rotación de cuidadores y residentes. Definir qué otros actores tendrán autorizado el ingreso a los geriátricos: nutricionistas, kinesiólogos, podólogos, entre otros, y separar las necesidades “reales” de interconsulta, entre las cuales, “la diálisis, por ejemplo, no se discute, pero luego tenemos que mapear qué necesidad hay. En ese caso, en lo personal, nosotros trabajamos con aquellas personas que están haciendo quimioterapia, mi consejo sería proteger a esas personas con máscaras faciales de acetato”, no sólo con un barbijo, “y a las personas que tienen que hacer diálisis, es importante que las podamos ubicar en un espacio particular”.

El equipo de protección es un problema. “Hemos encontrado un déficit muy grande de barbijos quirúrgicos”, por lo que se ha recomendado la doble friselina con máscara de acetato, también camisolines de tela que puedan ser lavables y, para los que van a hacer kinesio, se recomiendan plásticos muy finos como cobertores, que se puedan descartar. El uso de guantes y el lavado frecuente de manos, es fundamental. Hay que capacitar en el vestirse y desvestirse y no es necesario el mameluco, que presenta muchas dificultades. Y en el momento de descanso, hay que respetar el distanciamiento y el lavado de manos. Es importante que alguien vaya monitoreando el nivel de consumo de los equipos de protección y tener Plan A, Plan B y Plan C, es decir, poder identificar “qué es lo que tengo ahora y que es lo que puedo conseguir”.

Cuando comience la circulación comunitaria, restringir el ingreso excesivo de equipos de personal, tratando sólo controles indispensables. En relación a los residentes, se recomienda el empleo de telemedicina y la desinfección permanente. Y en torno a las visitas, hay que explicar muy bien esta situación y cuáles son los métodos alternativos para la comunicación. Hay una situación excepcional que, según aclaró Uboldi, se puede contemplar, “que sería una visita ante una atención compasiva, es decir, un paciente que se encuentra terminal. Podríamos habilitar a un familiar que ingrese acompañado, porque creo que lo que más uno escucha de los adultos mayores es no querer despedirse de este mundo sin un familiar cercano que le tome la mano, esto hay que poder protocolizarlo”.

Por último, instó a pensar espacios nuevos para posibles cuarentenas, dadas las dificultades para hacer los diagnósticos y un apartamiento por 14 días, con monitoreo de los síntomas, para el ingreso de casos sospechosos.

En tercer lugar, Miguel Fiorito, integrante del Colegio de Profesionales de Higiene, Seguridad y Salud, manifestó que “los protocolos implementados proceden de la resolución Nº 4120, que busca evitar el contagio y mitigar el impacto en los geriátricos”. La expresión técnica sería “Cortar los vectores”. Para lo cual se ha establecido, primeramente, separar los espacios sucios de los limpios; ver un lugar en el cual los trabajadores se desinfecten y se vistan y desvistan; avanzar en la capacitación en materia de tratamiento y manejo de los elementos de protección del personal y los elementos de limpieza del lugar. En ese sentido, Fiorito fue taxativo al sostener que “hay que prohibir a los trabajadores de geriátricos el uso de transporte público, hay que mediar formas de conseguir otro modo, porque es un foco de infección muy grande. Finalmente ha dejado claro que “no nos podemos permitir la prueba y error. Hay que lograr que no pase el virus adentro de los establecimientos”.

Mauricio Yennerich

 

En la foto, el diputado provincial Joaquín Blanco presenta el encuentro de trabajo sobre geriatría y pandemia.