Una verdadera fiesta de la Virgen se vivió en nuestra ciudad. Al comienzo, se realizó la procesión por el centro de la ciudad y luego se celebró la Santa Misa en una Basílica totalmente colmada de fieles, llegados desde distintos templos.
En la solemnidad de la Inmaculada Concepción, el Evangelio presentó la escena de la Anunciación (cfr. Lc 1,26-38). En ella se muestran dos actitudes de María que ayudan a comprender cómo custodió el don único que recibió, un corazón totalmente libre de pecado. Y estas dos actitudes son el asombro ante las obras de Dios y la fidelidad en las cosas simples.
Tras la Misa, se compartió la tradicional consagración de los niños a María. En la oportunidad, valoraron y resaltaron los 13 años de Adoración Permanente en la Basílica Natividad.