12.1 C
Esperanza
lunes, octubre 13, 2025
InicioActualidadTrabajar el doble en una acción épica

Trabajar el doble en una acción épica

Los docentes esperancinos fueron obligados a militar en un papel inédito en la historia de la humanidad. Son una de las caras más visibles que enfrenta al virus Corona que puso en silencio a todas las aulas de la ciudad. Y a la de las escuelas de los 194 países soberanos del mundo y demás territorios del planeta.

Directores, vicedirectores, preceptores, se vincularon a cada alumno, pero también a cada familia de su barrio e institución. La Escuela, como tal, no abandonó a ninguno ni a ninguna. Desde dar el saber y el conocimiento, hasta en muchas muchas, brindar la leche y el alimento diario. A los que estaban y a los que se sumaron. A nadie le faltó ni le faltará su enseñanza y su plato.

Los profesores del nivel secundario con sus 400 alumnos cada uno sumando trabajos y 400 carpetas en casa. Desde las 5 de la mañana hasta cerrar la noche-incluso de sábados y domingos- , creando y corrigiendo tareas y actividades, de forma individual o interdisciplinaria, compartiendo la enseñanza y el conocimiento.

Atendiendo cada llamada telefónica de papa,mamá, la abuela, recibiendo mails y contestando mails, haciendo fotocopias para los alumnos que no tienen la tecnología necesaria y hasta maestras y maestros rurales que salen en sus vehículos por los caminos rurales para entregar la actividad, en bicicleta, en moto o en automóvil.

Y después, hacer las tareas con sus hijos.

Emociona verlos y conmueve escucharlos. Recibiendo a los papás y mamás en las escuelas con una sonrisa y dando todo de sí para solucionar inconvenientes para que el chico siga o no se vaya de la escuela, que no afloje en el estudio y que no se acobarde ante tanta adversidad vivida en su casa, incluso con mamá y papá sin trabajo y sin ingresos económicos, desconociendo todos que será mañana.

Hoy trabajan el doble de tiempo y le pagan como el año pasado. Con los docentes reemplazantes sin sueldo para ellos. Todos estos meses sin cobrar una moneda. Y éso incluso pese al esfuerzo denodado que hace el Ministerio de Educación de la Provincia y Nacional que entraron en diciembre y 60 días después se encontraron que le cambiaron el mundo.

Sin dudas que los educadores se pusieron en el zapato del otro. De la familia y del alumno.

Y un caso único es el de la Escuela Nº 175 del Barrio La Orilla, abierta este año pero donde ninguno de los 80 alumnos de primero y segundo año conoce a su escuela siquiera, a sus profesores y directivos.

Y ninguno de sus profesores y profesoras conocen a sus alumnos y alumnos, algunos de ellos repitentes de otras escuelas esperancinas.

¿Cómo enseñar, como nivelar, como sostener en el ánimo el querer aprender de estos pibes y pibas en esta situación impensada donde cada necesidad debe ser pensada y descubierta para dar respuesta pedagógica acorde?.

Incluso en un marco de flaqueza económica-que todos saben- que siempre levanta muros al deseo del aprendizaje, y no sendas de encuentro entre el alumno y el profesor.

Tal vez haya que recurrir a los poetas para enmarcar este tiempo y entre ellos a nuestro máximo vate José Pedroni:

“Derribarás un árbol, dos, tres, cuatro,
        pero la hoja no.
Siempre hay una hoja que se salva
        y vuela bajo el sol.
Encerrarás un ave, dos, tres, cuatro,
        pero su canto no.
Hay dos cosas eternas como el aire:
        la idea y el amor.
La hoja de la imprenta de Sarmiento
        era igual que su voz.
Entraba por debajo de las puertas
        como el grillo y el sol.
El tirano quería detenerla,
        pero no pudo, no.
En su propio bolsillo la encontraba,
        en el de su reloj.
Si la quemaba, se volvía llama.
Si la rompía, se volaba en dos”.