En medio de una escalada tras el lanzamiento de un nuevo misil intercontinental (ICBM) norcoreano, y mientras el responsable político de la ONU se encuentra de gira por la península para intentar reducir tensiones, un bombardero nuclear de Estados Unidos voló este miércoles escoltado por los cazas más modernos del mundo en el marco de una serie de ejercicios militares.
El B-1B Lancer, un bombardero estratégico y supersónico, estuvo acompañado de los cazas furtivos F-35 Lightning II y recorrió lo cielos de la región en el marco de las maniobras “Vigilant Ace” llevadas a cabo junto a la Fuerza Aérea de Corea del Sur, según confirmaron militares en Seúl.
El Lancer voló desde su base permanente en Guam y se encontró con su escolta, compuesta también por cazas F-22 Raptor, F-15 Eagle y F-16 Falcon, sobre la península. No es la primera vez que este avión con la capacidad de llevar armas nucleares recorre la frontera aérea de Corea del Norte.
Los ejercicios, que Pyongyang ha denunciado como una provocación, comenzaron el lunes y continuarán hasta el viernes. Llegan a una semana que de que el régimen de Kim Jong-un probara con éxito el Hwasong-15, su ICBM más potente hasta la fecha con un alcance estimado de 13.000 kilómetros, es decir capaz de alcanzar cualquier objetivo en Europa o el territorio de Estados Unidos.
Corea del Norte ha realizado pruebas militares y nucleares consistentemente este año, las cuales han recibido a menudo como respuesta sanciones en el Consejo de Seguridad de la ONU y la movilización de tropas de Esatdos Unidos y Corea del Sur para realizar ejercicios.
Pyongyang ha también lanzado incontables amenazas de guerra en los últimos tiempos,dirigidas tanto a Washington como a la población surcoreana, y el fin de semana la agencia oficial KNCA dijo que el gobierno del presidente Donald Trump estaba “implorando por una guerra nuclear”.
En medio de estas tensiones el responsable político de la ONU, Jeffrey Altman, se reunió este miércoles con el vice ministro de Exteriores de Corea del Norte, el primer encuentro de alto nivel diplomático celebrado entre el régimen y el organismo en siete años, para intentar destrabar la crisis.