Anoche Santa Fe cantó y bailó con la música de Zillertal Orchester . Lo hizo en la Casa de la Cultura (#casadelosgobernadores) un ámbito propicio, porque Zillertal es cultura.
Una orquesta que nació hace casi 60 años en mi querido San Jerónimo Norte. Hoy con la incorporación de nuevos músicos de diferentes localidades (San Jerónimo, Humboldt, Franck, Esperanza, Santa Fe), rescatando la tradición con los “clásicos” de siempre, que forman parte del histórico repertorio, y con los “nuevos” ritmos que contagian a todos los públicos.
Hacía tiempo que no escuchaba un recital en vivo de Zillertal, producto de estos momentos pandémicos que nos tocan, así que las emociones no tardaron en recorrer todo mi cuerpo.
Primero la de la alegría, el reencuentro con las memorias de tiempos pasados, entre los escenarios, las salas y plazas repletas de público vibrando con esa música que nos remonta a nuestras raíces.
Por algunos momentos la nostalgia, el “Heimolo” -nostalgia de la Patria, dialecto valesano- , propio de los pueblos inmigrantes que rememoran costumbres ancestrales para recuperar su identidad. Un dejo de tristeza por los que ya no están… Tantos queridos músicos y amigos que por años se pusieron los “pantalones cortos” para ofrecernos lo mejor de su música.
Anoche encontré entre el público muchas caras conocidas, amigos y seguidores de esta legendaria orquesta, y en primera fila su fans número uno: Augusto Blas Emilio Jullier (uno de los fundadores y director por muchos años de Zillertal). Con el entusiasmo del primer día -allá en un antiguo carnaval de 1962 del Club Libertad de San Jerónimo Norte-, cantando, bailando con su esposa Mimi, con su hija y nieta, contagiando su amor inquebrantable por esta amada orquesta.
Zillertal, siempre Zillertal.
Susana Andereggen