“Yo no sé si es legal o es ilegal. Sí que existen sitios donde se vende en Esperanza. El costo es importante. Yo gasto unos 4 mil pesos cada dos meses, pero los productos que yo personalmente consumo, los traigo de Buenos Aires”.
“Por supuesto, que como cosa nueva, con tantas idas y venidas, se hace todo muy confuso para las personas “de a pié”. Debería estar más reglamentado, o tal vez ya lo está, pero los gobiernos deberían hacer campañas de publicidad para que la gente sea bien informada, sobre lo que está bien y lo qe no”.
He comprado productos en Esperanza, pero la verdad es que no son lo suficientemente efectivos para mí.
Por suerte tengo el dinero necesario para poder comprar en otros lugares de la Argentina y prefiero los que adquiero en Buenos Aires” nos cuenta una vecina que consume para su salud desde hace bastante tiempo atrás.
“La verdad es que sirve para muchas enfermedades. Y realmente yo padezco mucho dolores en los huesos, insomnio e inestabilidad física, lo cual con cinco gotitas diarias, se soluciona y realmente me hace sentir muy bien desde que lo consumo” como medicina, nos cuenta.
“La verdad es que al principio yo tenía mucho miedo. Me asustaba consumir aceite de Cannabis, pero un día una amiga que se trataba con este medicamento me alentó a hacerlo y me animé. Desde entonces, soy otra persona.
Con mi edad puedo plantar plantitas, hacer quinta, levantar objetos, cosas que antes no podía hacer.
Lo único que no pude lograr es que las piernas no me tiemblen tras un tiempo de estar parada, pero es lo único” confiesa a lo largo de la charla con El Colono del Oeste.
De acuerdo siempre a lo que señala la fuente, “vienen también jaboncitos y cremas. Se pueden comprar con el aceite de Canabis en pack. Es más, si entra en Internet, va a encontrar numerosos sitios que venden.
El jaboncito sirve para quitar las manchas de la cara y las aceites son especialmente para las manos y los pies, por los dolores y los temblores” relata.
“Como decía. Ya comencé a consumir cuando conocía a una amiga con cáncer. Me contó que compró para que la enfermedad no le causara tanto dolor. De esto ya pasaron tres años. Ella sabe que esa enfermedad es terminal, pero se siente bien porque le permite vivir cada día sin dolores, hasta cuando el destino así lo diga” dice emocionada por su recuerdo. “Yo no sé si hago bien o hago mal en decirlo, pero la verdad, es impresionante la cantidad de gente de Esperanza que consume estos productos. Incluso hay quienes compran la semilla, que vale 500 pesos cada una y que da la flor. Son semillas hembras, porque las semillas macho no dan flores” advierte.
La planta de cannabis (Cannabis sativa), popularmente conocida como marihuana, es una especie vegetal con múltiples propiedades terapéuticas y medicinales.
Dice la Fundación Daya
“Históricamente ha sido utilizada como medicamento, fuente de alimento y planta maestra en diversas tradiciones espirituales y culturales. También se utilizó como materia prima para la fabricación de múltiples productos tales como textiles, papel y combustible, siendo considerado como uno de los cultivos más valiosos en la Antigüedad.
Los primeros registros escritos sobre su uso medicinal se remontan al año 2.737 a. de C. dentro de la farmacopea de Shennong, uno de los padres de la medicina china, dice la Fundación de Chile. Los cogollos, o flores de la planta femenina, son los que concentran la mayor cantidad de compuestos con utilidad medicinal.
Los principales son los cannabinoides, los terpenoides y los flavonoides, producidos de manera natural por la planta”.
Las presentaciones más frecuentes son en aceite con extracto de cannabis o crema de las mismas características. Aunque su aplicación más investigada y difundida es en pacientes que padecen epilepsia, se usa en personas que tienen otras patologías, desde enfermedades en la piel como relacionadas con tratamiento con quimioterapia.
En Argentina, en marzo de 2017 el Congreso Nacional sancionó la Ley de Cannabis medicinal.
El objetivo central de la ley es “establecer un marco regulatorio para la investigación médica y científica del uso medicinal, terapéutico y/o paliativo del dolor de la planta de cannabis y sus derivados, garantizando y promoviendo el cuidado integral de la salud”.
Asimismo, la norma creó el Programa Nacional para el Estudio y el Uso Medicinal de la planta de Cannabis en la órbita del entonces Ministerio de Salud.
La ley apunta a garantizar el acceso gratuito al aceite cáñamo y demás derivados del cannabis a toda persona que se incorpore al programa nacional.
La ley establece que se debe propiciar la participación e incorporación voluntaria de los pacientes que presenten las patologías que la autoridad de aplicación determina y el profesional médico de hospital público indique.
Cabe destacar que también tiene “la facultad de realizar todas las acciones requeridas para garantizar el aprovisionamiento de los insumos necesarios a efectos de llevar a cabo los estudios científicos y médicos de la planta de cannabis con fines medicinales en el marco del programa”. De esta forma, podrá autorizar “el cultivo de cannabis por parte del Conicet e INTA”, así como “elaborar la sustancia para el tratamiento que suministrará el programa”.
La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) también se encuentra afectada por la ley en cuestión. En su séptimo artículo aclara que esta institución “permitirá la importación de aceite de cannabis y sus derivados, cuando sea requerida por pacientes que presenten patologías contempladas en el programa y cuenten con la indicación médica pertinente”. En este contexto, la provisión será completamente gratuita, pero únicamente para quienes estén incorporados al programa. Este registro se encuentra en el ámbito del ex Ministerio de Salud y resguarda totalmente la confidencialidad de los datos personales. La producción de los productos derivados del cannabis se encuentra contemplada en la ley. El artículo n° 10 establece que el Estado nacional impulsará la producción pública de cannabis en todas sus variedades y su industrialización en cantidad suficiente para su uso exclusivamente medicinal, terapéutico y de investigación. Lo hará en los laboratorios de Producción Pública de Medicamentos nucleados en ANLAP.