Esta experiencia de alianza público -privada apuesta por el desarrollo de maquinarias agrícolas innovadoras, en las cuales la búsqueda por la rentabilidad y la preservación del medioambiente, se den la mano.
“Todo lo que hace el hombre contamina, por eso hay que buscar la forma de reducir la agresión al medioambiente lo menos posible”. Germán Nanzer hace 30 años que fabrica maquinaria agrícola: “siempre busqué maneras de innovar, de brindar soluciones a los productores, pero enfocado en todo momento en disminuir la generación de residuos”. Junto a un grupo de investigadores de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional del Litoral (FCA UNL), liderado por el Ing. Miguel Forni (de la catedra de Mecanización agrícola) desarrollaron dos proyectos en el marco de sendas convocatorias del Ministerio de Producción, Ciencia y Tecnología, de Santa Fe, a través de la Agencia Santafesina de Ciencia Tecnología e Innovación (aCSATEI), basados en la aplicación de tecnologías nuevas al sector de la maquinaria agrícola, la reducción de costos y el cuidado del medioambiente. Dado que el desarrollo de tecnologías aplicadas a la industria agropecuaria involucra otros conocimientos específicos relacionados a suelos, vegetación o forrajes, Forni ha sumado a los proyectos a otras cátedras e investigadores de la FCA UNL, entre ellos Marcelo Zabala, de la cátedra de Genética y Mejoramiento Vegetal y Animal de las plantas; José Pensiero de la cátedra de Botánica Sistemática Agronómica; Fernando Delbino, de la cátedra de Forrajes, entre otros.
Tecno Campo, la firma fundada por Nanzer nació y se consolidó como una empresa unipersonal, de San Jerónimo Norte (Santa Fe), dedicada a la producción de equipos de labranza y otros implementos. “Toda mi vida he fabricado maquinaria agrícola de todo tipo, comencé con fumigadores chiquitos y cinceles que ya no se usan más, y a medida que fui creciendo, comencé a construir distintos equipos. Mi misión al principio tenía la pretensión de abastecer la zona de Santa Fe. Estando en contacto con el productor, íbamos aprendiendo juntos los beneficios de las maquinarias, o detectando las demandas que tenían, para luego desarrollarlas. Con el tiempo, fui dando respuesta a todas las necesidades que me iban planteando. Tengo clientes que tienen 15 máquinas en su campo y a todas las he fabricado yo. En la actualidad, estoy vendiendo fuera de la provincia, extendiéndome al país”, explicó el empresario, acerca de los orígenes y el proceso que ha seguido.
Una solución ecológica para los efluentes pecuarios
La región central de la provincia de Santa Fe integra una de las cuencas lecheras más importantes de la Argentina y por ello, la gran producción de residuos asociada a esto, requiere soluciones que preserven el medio ambiente y logren el máximo aprovechamiento de los nutrientes. La aplicación de efluentes de tambo como enmienda orgánica es una alternativa muy sustentable, ya que pueden contener una significativa cantidad de materia orgánica y nutrientes, convirtiéndolos en recursos potencialmente adecuados para lograr la recuperación física de los suelos. En Argentina no se cuenta con equipos que posibiliten la colocación de los residuos dentro del suelo y que se ajusten a sus condiciones y a los cultivos, haciendo la salvedad que los equipos hoy en existencia distribuyen el material sobre la superficie, lo que provoca olores, grandes pérdidas de nutrientes por volatilización y liberación de gases de efecto invernadero, contaminación ambiental y afectación a la salud humana.
Enmarcado en esta problemática, en el año 2017, a pedido de la empresa, el grupo de investigadores de la FCA-UNL desarrolló y evaluó un prototipo comercial de estiercolera de fabricación nacional con sistema de inyección de residuos líquidos y semilíquidos de origen animal para la fertilización del suelo. “Yo desarrollé previamente una estiercolera pero que no inyectaba residuos en la tierra, sino que los depositaba superficialmente y se evaporaban demasiado. Pensando en el problema se nos ocurrió un sistema que inyecte esos residuos bajo la tierra”, recordó el titular de Tecno Campo. “La principal modificación fue hacerle un kit en la parte trasera de la máquina, que va incorporando todo el residuo pecuario”, explicó Forni y describió: “Lo que hicimos fue desarrollar unas púas que van clavadas en el suelo, llevan una manguera, a través de la cual, el efluente se va inyectando en el terreno, y unos rolitos que lo cierran, a los efectos de que el efluente liquido quede bien enterrado. Cabe destacar que la utilización de efluentes de tambo permite mejorar la productividad de pasturas y cultivos, al mismo tiempo que favorece recuperación de las propiedades físicas de los suelos. “El desarrollo de un equipo de inyección de residuos dentro del suelo, permite solucionar estos problemas y posibilitar el uso seguro para los productores y sin riesgos para poblaciones cercanas”, subrayó Forni. Esta máquina de residuos presenta dos grandes atributos de valor, por un lado, como ya se expresó contamina mucho menos, y por el otro, en términos económicos, dado que el productor con la misma extensión de campo puede potenciar en un 15% más, la cría de animales, brindándole ventajas comparativas en las ganancias, es decir volviendo más rentable la producción.
Un carro forrajero escribe un nuevo capítulo en este vínculo
A los cuatro años del primer proyecto, y producto de los resultados de la primera experiencia conjunta, presentaron el segundo, con el propósito de desarrollar un innovador carro forrajero cortador y recolector, dotado de dos sistemas de corte, con el fin de reducir el daño en las pasturas y el aumento de la eficiencia en la producción. El desarrollo del prototipo complementó las capacidades de la empresa desde sus conocimientos prácticos y los aportes científicos tecnológicos del equipo especializado, generando un desarrollo I+D, que de otra manera no hubiera sido posible de lograr para la Pyme.
“En la actualidad, las máquinas de esta naturaleza que existen en el mercado son separadas, es decir que los días de lluvia no se pueden usar porque tiene un sistema de aire que, frente a condiciones adversas como lluvia o humedad, se pega y no circula. Imaginamos un sistema mecánico que pudiera trasladarlo, aún con lluvia. Y al mismo tiempo pensamos el sistema de corte basado en una cegadora con tambores, que a diferencia de los sistemas existentes de cuchillas y cucharita que dañan mucho la planta, éste permita lograr más cortes en el año y con menos perjuicio para los vegetales. Logramos una máquina que cumpla todas esas condiciones”, explicó detalladamente el empresario.
Esta máquina al realizar un corte más cuidado, o sea que daña menos a la planta por el sistema de corte que tiene, provoca que el rebrote sea más rápido, obteniendo mayor cantidad de pasto por año. Puede ser utilizada para realizar el pastoreo mecánico del rodeo lechero en pasturas como alfalfa, una práctica muy utilizada en la actualidad en los tambos de la cuenca lechera santafesina.
Cuando los esfuerzos nacen de la articulación público-privada
La articulación de las capacidades institucionales siempre da como resultado experiencias valiosas. “Hace tiempo que tengo contacto con los profesionales de la UNL, muchas veces surgen problemas para los que no tengo las respuestas más adecuadas. En lo personal, mi principal manejo es en la parte mecánica porque estudié electromecánica, pero lo que respecta al tratamiento del pasto y del suelo no tengo mayores conocimientos. Acercarme a la Universidad me permite siempre encontrar la mejor forma de hacer las cosas”, destacó Nanzer. “La UNL nos guía, yo puedo hacerlo de una forma o de otra, pero el conocimiento de los universitarios me muestra la forma más conveniente y por ende, mejora los resultados”, agregó. Por su parte, el investigador puso énfasis en la importancia del trabajo conjunto público – privado: “la gran ventaja es que en la Facultad no tenemos capacidad de fabricación, en cambio la empresa se dedica a eso, ese trabajo conjunto hace que Universidad aporte conocimientos y la empresa pueda desarrollar la maquinaria. Para una catedra como la nuestra es más que importante”. El grupo de investigadores de la UNL buscó sistemas para hacer más eficiente las máquinas, pero con un propósito basado en la conciencia ambiental: “respecto a la estercolera, buscamos una manera de aprovechar y potenciar los nutrientes, evitando la evaporación de los nitratos, para que estén más disponible para la planta. El impacto ambiental positivo es muy significativo, porque los gases de efecto invernadero de esta manera no salen al aire, y a su vez se potencia la economía circular, ya que todos los residuos vuelven al ciclo económico de la empresa. En el caso del carro forrajero pensamos un diseño para hacer más eficiente la productividad de las pasturas”. Consultado por la existencia de una mayor conciencia ambiental en este sector productivo, el titular de la Pyme afirmó: “Eso depende mucho de cada empresario, en lo personal es muy importante y me inquieta mucho. La ecuación que busco siempre es que sea rentable y contamine menos”. Actualmente, ambos prototipos de máquinas están finalizados y en condiciones de ser fabricados.