En los templos pertenecientes a la Parroquia Basílica Natividad de la Santísima Virgen, hubo una emotiva ceremonia donde la iglesia católica celebró la vida.
La misma fue presidida por el Padre César y tuvo a los niños como protagonistas.
“Afirmamos con la misma certeza que nos da la ciencia biológica que un niño por nacer es una vida, única e irrepetible, y posee el derecho inalienable a vivirla”, señalaba en su momento el comunicado emitido por la Comisión Episcopal para la Vida, los Laicos y la Familia.
A través de la Comisión Episcopal, la Iglesia Católica insistió en que, desde que se inicia la fecundación, esa etapa “es uno de los momentos más vulnerables” de la vida humana y que ”sin el cuidado de sus progenitores y de una familia, esa vida no podría subsistir”.
“Afirmamos y recordamos, además, lo expresado en nuestra Constitución sobre los derechos que tiene esa misma criatura ya desde el seno materno”, expuso el texto.
“Por eso, nos toca a todos, individuos, familia y Estado cuidar y respetar la vida desde su concepción” y concluyó: “Apoyados en estos principios de la ciencia y como cristianos, queremos seguir siendo anunciadores convencidos y gozosos del valor de la vida en todas sus etapas”.
También fue momento para que el Padre César reciba las felicitaciones y bendiciones de la feligresía por el festejo de sus 43 años.
Fazenda contra las drogas
Una lucha para que las chicas se curen de la adicción a las sustancias, permanente, es la que llevan integrantes de la Iglesia Católica de Brasil y Argentina, en este caso, del Arzobispado de Santa Fe, en Providencia.
Ariane Trovato, responsable de La Fazenda, el jueves a las 9,30, dará a conocer a la prensa, la realidad de la actividad extraordinaria que se lleva adelante en ese lugar.
También se pondrá en conocimiento la venta de alfajores solidarios para apoyar la tarea de la Casa de Recuperación de las chicas afectadas por esta lamentable enfermedad del consumo de drogas.
Colecta
Cabe agregar que en todos los templos de la ciudad se hizo la colecta de los terceros domingos del mes, donde los fieles católicos llevan alimentos perecederos para que las Cáritas puedan colectarlos y entregarlos a familias esperancinas que los necesitan.