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lunes, mayo 6, 2024
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Salir del Infierno para vivir mejor en el Purgatorio

Generalmente la gente cuando está en manada dice: “Que vayan a trabajar”. Y tiene razón. La pobreza “golpea en la puerta de todos, y entra en la del haragán”, dice el Martín Fierro.

 

La Villa de las Vías es un fenómeno que contiene diferentes familias e increíblemente cada 300 metros se modifica y tiene tres partes muy nítidas.
En el sector de Ingreso del lado Este, el camino central tiene viviendas sólo del lado sur. Enfrente es todo campo. Es el sector más antiguo de la villa.
El 90 por ciento de las viviendas son como las de cualquier vecino de barrio, de material y hasta alguna con Direct TV. Tinene energía eléctrica y toman el agua de un caño madre que está flojo de papeles y que va de una punta de la villa hasta otro sector indefinido.
Desde antes de Navidad el agua no les llega. Y deben tomar la poquita que recogen en una canilla que está a unos 500 metros en plena zona rural. Quienes tienen muchos chicos difícilmente se bañan y se adivina que hay niños y ancianos que tienen serias dificultades de higiene y eso, más temprano que tarde los va a afectar en su salud más con las tórridas temperaturas imperantes.
Hay un segundo tramo siempre hacia el Oeste, que va desde la casa incenciada y que es escombros hasta unos 300 metros, donde es calle Jacob- la misma que está a la altura de la empresa SICA en Ruta Provincial 70.
Allí hay algunas casas de material y otro 50 por ciento de ranchada.
Y un tercer tramo con ranchada de chapas y plásticos que va hasta el final donde se convive la peor miseria en un mundo subhumano.
El segundo tramo y el tercero no tiene energía eléctrica ni agua potable.
Estos dos últimos que se hizo sobre todo en los últimos cinco años aproximadamente acusan mayoritariamente que no tienen para pagar un alquiler ni las garantías que solicitan las inmobiliarias y los particulares que alquilan propuiedades.
¿De que viven? Hay empleadas domésticas, albañiles, electricistas, cuentapropistas, panaderos, cartoneros, trabajadores en empresas de la ciudad, abuelas y abuelos que viven de la pensión y hasta una anciana de unos 80 años que reside con un joven discapacitado, que no tienen ni luz ni agua y dependen de los vecinos para sobrevivir.
Incluso y en el tema laboral hay vecinos de Esperanza que llevan a lavar sus automóviles a personas que suman así una moneda. El problema que tienen en los últimos 15 días es que no tienen agua para hacerlo.
También hay microemprendedores como una mujer que trabaja haciendo postes de cemento, con costos que van desde los 1400 hasta los 1.800 por unidad e incluso le da trabajo a otro vecino. Ellos debieron comprar sus herramientas y hasta baterias porque no tienen energía.
Existen dos despensas y gente que cría animalitos para comer y para vender.
Hay una mujer  y sus dos hijos, con su marido electricista y ella estudia para pastora de una conocida iglesia evangélica en Barrio Sur.
Sobre las tres casas incendiadas, una de material y dos ranchos de lata y plástico, no hay una sola persona en el barrio que vea con malos ojos los hechos de incendio intencional de estas viviendas.
Hay desde las 19 guardia policial nocturna por el momento. Pese a eso, hay visitadores nocturnos y se escuchan disparos de escopetas y revólveres en la noche. Niños, jóvenes, adultos y ancianos lo cuentan.
Dicen que el equipo periodístico de El Colono del Oeste “son los primeros y únicos periodistas que caminan la villa y han venido a hablar con nosotros”.
Suman unas quinientas personas y prácticamente todos los chicos van al Jardín y a las escuelas Centenario de la Colonización, La Escuela del Barrio Los Troncos y la secundaria Colombo Muller mientras los más pequeñitos asisten al Jardín Maternal Municipal del Barrio Sur.
Abrumadoramente son personas y hasta familias venidas desde los pueblos de la costa santafesina, del centro norte provincial, de la periferia de Santa Fe y hasta de la provincia de Entre Ríos.
Algunas hace muchos años que viven en Esperanza pero ya no tienen dinero para alquilar.
Por la mañana, desde las 6 se ven venir por la callecita angosta bicicletas y motos de los que salen a trabajar al “otro mundo” de la ciudad.
La distancia al fin de cuenta es un concepto subjetivo. Y la vida es un estado de percepción.
También en tiempo de clases se suman los pibes y las pibas en bicicleta o a pié, con sus guardapolvos blancos y sus mochilas.
¿Hay gente que tiene antecedentes penales? Si.

¿Hay drogas? Se adivina que un par de ranchitos parecen ser bunker de personas que no viven ahí y los que van a comprar no son los de la villa, porque allí no viven los que poseen camionetas 4×4 ni automóviles de última generación según los vecinos cuentan que ven luego de las 22 cada noche y especialmente desde los jueves en adelante. “Después de las 10 de la noche es una romería” coinciden en metaforizar.

Al fin de cuentas ese número de centros de expendio de sustancias, es infinitamente menor al de otros barrios, incluido el del centro de la ciudad si es que sólo a número se refiere. Más allá que sea un submundo horrible en todas partes.
Hay historias de un grupo de muchachos que está armando un parque para los pibes del barrio, otros que quieren hacer un campo de deportes para jugar al voley y al fútbol, todos en terrenos de la villa.
Están organizados, tanto, que cuando el equipo periodístico de El Colono del Oeste comenzó a caminar por las vías en sus primeros pasos estaba desierta, a los cinco minutos, ya estaban todos enterados quienes éramos y qué estabamos haciendo. Se ve que los grupos de wasap funcionan a la perfección. Nos esperaban en grupos de varones o de mujeres sobre las vías o sentados a la vera de la misma.
Al ingreso, los vecinos han impuesto un altar para la Virgen del Luján con maderas para arrodillarse y rezar. Nunca le falta una flor.
Hay gente de la política que no se los vé, pero que están y los tironean de un lado al otro. Y muchas promesas que se tiran cada año pero que no se cumplen. En eso los políticos argentinos son maestros.
“Que vayan a trabajar” repite una gran mayoría de la sociedad. Es real que “de afuera todo es pan dulce y de adentro es galleta dura” diría el poeta. Siempre será más fácil hablar que saber.
El problema más serio es que una enorme mayoria de ellos no tienen educación suficiente, por lo que están condenados a ganar dinero para poder comer. Y en ese sentido para poder salir de pobres es connatural al hecho económico tener capacidad de acumulación, que permita el ahorro y la inversión. Bajo este concepto económico, estas familias pueden trabajar mil años y siempre van a ser pobres porque están obligados a consumir lo que ganan. Aún así, en la villa están mejor que como vivían antes, porque no pocos de ellos vienen de territorios violentos y aquí tiene un sonido más profundo la palabra “paz” cuando la pronuncian.
Porque ellos ven que la policía actúa, que la justicia obra y se mete y que en algún momento el “que las hace las paga”. Y para ellos éso es un avance enorme en sus vidas para ellos y sus hijos.
Para graficar metafóricamente: Han salido del Infierno y tienen mejor vida aunque estén en el Purgatorio.
Ingresamos a las 17. Son las 19,30 y en la salida de la villa la camioneta de color azúl y blanco tiene destellos azules que giran y denotan claramente a la policía, la que se quedará hasta las primeras horas de la mañana.
Por estos días son noches calientes. La cura interna de los incendios ha dejado a vecinos que estaban en la villa desde sus inicios expulsados, y heridos en su orgullo.

Y éso suele ser muy peligroso. Donde hubo cenizas, fuegos quedan.

Las vías y sus detalles interesantes

Las vías del Ferrocarril Belgrano atraviesan de punta a punta la ciudad. De Este a Oeste. Hoy existe un comodato entre Esperanza y el organismo nacional. Y es un mundo diferente a cada paso. Está la Villa de las Vías pero si se camina de extremo a extremo aparecen cosas curiosas.

Por ejemplo hay “sueltas” verdaderas mansiones solitarias y hasta empresas que han tomado para sí terrenos.

La imagen que dan a quienes las miran es que parecen viviendas a las que les olvidaron construir el country alrededor.
Hay sectores con grupos de familia que viven desde hace decenas de años, que son gente de trabajo, incluso empleados públicos y que han pasado las viviendas de generación en generación, con mejoras sustanciales en materia edilicia.
y otros lugar con viviendas donde se suman ranchitos sin luz y sin agua.
Un tema muy complejo el que por los lados que se lo mire se necesita más que voluntarismo para comenzar a solucionar, pero que claramente muestra situaciones de aprovechamiento diferente en materia de ocupaciones ilegales y de estas tierras que hoy posee en comodato el municipio esperancino.
Incluso, si de protagonistas se trata, hay media ciudad que no tiene vivienda propia y lo mira al tema en silencio.