La realidad es lo que te muestra la televisión. Al fin de cuentas es una pantalla que los 45 millones de argentinos consumen y desde donde absorben lo que luego hablan y discuten. Por ejemplo fútbol.
En esta situaciñon la pantalla muestra a unos 22 señores millonarios corriendo detrás de una pelota, gente en el palco, millonaria, que disfruta o sufre y un grupo de multimillonarios dirigentes que dirigen la orquesta.
Pasada esa situación, se ve periodistas deportivos y políticos multimillonarios que aparecen regularmente en revistas o informes televisivos mostrando sus casonas en barrios selectos o en los Estados Unidos y aún en sus chacras en Punta de Este.
Con ellos, economistas multimillonarios, todos fracasados desde hace 50 años como tales mientras estuvieron en gobiernos de índole variada y algunos en todas las índoles, pero exitosos cuando se trata de juntar para ellos.
Políticos millonarios y multimillonarios, y muchos de ellos además son empresarios multimillonarios del sector del campo y de la urbanidad, que dan recetas máginas y pócimas milagrosas siempre fracasadas, a un país con el 50 por ciento de inflación, la mitad empobrecida, con 7 de 12 millones de niños debajo de la línea de pobreza y tantos tipos de dólares que se tranforman en una ensalada rusa que sólo ellos consumen y engordan.
Todo ello se sazona con programas animados por chef multimillonarios que enseñan a cocinar o hacen de jurados de artistas multimillonarios que cocinan y comen por diversión. Y enseñan a cocinar platos con lo primero que encuentran en la heladera como frutos de mar y algún resto de jabalí traído de Africa.
Faltan los programas de modelos multimillonarias, artistas multimillonarias y gente del mundo de la farándula multimillonaria que cuyos secretos más miserables son descubiertos en pantalla por periodistas multimillonarias y multimillonarios que hacen de esas miserias mundos de ficción en vidas paralelas.
No hay obreros, industriales, ni una sola de las 4,5 millones de mujeres que trabajan en los campos y cosechas de las provincias argentinas.
Sólo aparecen ciertas mujeres artistas porteñas que defienden a un selecto grupo de chicas porteñas, todas millonarias y que se enrolan en el pelotón pequeño de las “mujeres progresistas” donde se encuentran la hija del funcionario, la prima del diputado o la esposa del gobernador.
Las niñas, millones en las villas o en las barriadas trabajadoras, todavía no fueron alcanzadas por la victoriosa y progresista ola verde. Y hay claras sospechas de que éso nunca sucederá.
¿Y dónde están los millones de argentinos que faltan en la pantalla?
Millones mirando la televisión. Son el otro lado de la pantalla la realidad. Otros millones que ni se enteran de la realidad paralela que muestra la TV.
El resto, en Crónica Televisión, con titulares catástrofe bien rojo sangre. Miles porque le han cortado la luz hace una semana con 40 grados de calor reinante. ¿Y el resto? No está en la tele, por ende, no existe.
Daniel Frank