En la mañana de ayer miércoles, la alarma sonó fuerte y constante. La central de Bomberos Voluntarios llamaba de forma insistente con su sirena que se escucha en toda la ciudad.
Era alrededor de las 8,30 en esta jornada de miércoles en la ciudad.
Los bomberos presurosos salieron de sus hogares rumbo al cuartel, y también de sus trabajos, donde su patronal les permite, generosamente, que cumplan con ese importante servicio a la comunidad.
La llamada desesperada de los vecinos del Barrio La Orilla, al Cuartel, afirmaba que se estaba quemando una casa en la calle San Lino, entre la arteria Belgrano y calle Simón de Iriondo.
Esa vivienda cumple una función social en la comunidad del norte esperancino.
Pero, en minutos, se pudo salvar el error. Para entonces, ya cuatro bomberos estaban preparando todos los elementos y vehículos y en unos segundos más, al completarse el personal, iban a salir para auxiliar a los vecinos afectados en el estremo norte de la ciudad.
La realidad es que personal municipal estaba fumigando el lugar, como habitualmente es la tarea durante la temporada estival, sobre todo por el riesgo que conllevan los roedores y los mosquitos, transmisores de enfermedades que se manifiestan durante la temporada de calor.