Fue en Buenos Aires. Hace mucho tiempo antes del 2000 y de que nacieran Las Leonas. Nos conocimos en el Cenard en un curso internacional de arbitraje de hockey organizado por la Confederación Argentina.
Nos sentamos juntos, ella, su hermano y yo. Es que éramos los únicos del interior de toda la Argentina y nos “amuchonamos” los cuatro- se sumaba el árbitro santafesino Jorge Aletti, ex presidente de la Asociación Santafesina- para hacernos más fuertes ante la excelencia en la que estábamos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con ella como bandera pues ya era internacional del arbitraje. Y los encuentros se repitieron en cada año.
Era el tiempo en que el hockey se jugaba sólo en los grandes conglomerados, en las grandes ciudades del país como Santa Fe, Buenos Aires, Córdoba. Era cuando todos soñábamos con hoy, que el hockey se juega hasta en el más humilde y pequeño de los pueblitos de la Argentina y es deporte de las escuelas en todas las provincias. Y que de Argentina a Estados Unidos, los entrenadores nacionales son todos argentinos, tiempo en que exportamos jugadoras, jugadores, entrenadores a Europa y otros continentes. En que los nuestros dan conferencias en todo el mundo.
En ese enorme e imponente centro deportivo del Cenard las autoridades de la Confederación Argentina de Hockey nos enseñaron a los del interior a soñar. Después, con el paso de los años, se fueron sumando otros. Y cada uno en su territorio fue sumando, lo mejor que pudo.