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domingo, abril 28, 2024
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Leonela Marro de Sawan cuenta cómo vivió la Navidad en el Líbano

“Reconocemos que estas celebraciones traen paz y unidad a un pueblo tan sufrido y por eso nos unimos a ellos. En fechas religiosas, de cristianos y musulmanes, tanto las Iglesias como las Mezquitas, organizan un almuerzo (con donaciones o fondos propios). Se invita a todo el pueblo y todo el pueblo participa sea cristiano o musulmán”.

 

Conociendo la tierra donde vivió Jesús

¿El Líbano es tierra bíblica? Sin dudas. Allí predicó Jesús y allí tuvo a sus primeros seguidores y creyentes. Fueron los abuelos de los libaneses y sirios, por ejemplo, que viven en Esperanza y que llegaron un día desde tierra Santa a formar sus familias en Esperanza y Las Colonias, así como en la provincia de Santa Fe y Argentina.

La Biblia no utiliza el nombre del Líbano para referirse a la región, pero sus libros mencionan frecuentemente las ciudades de la antigua civilización fenicia, que se extendía por las fronteras actuales de ese país.
Sus habitantes recibieron muchos nombres, pero los más comunes son fenicios o cananeos. En occidente fueron conocidos como púnicos o cartagineses.
Sus dos ciudades más citadas en la Biblia, tanto en el Antiguo como el Nuevo Testamento, son Tiro (la ciudad más importante de Fenicia) y Sidón.
En el Antiguo Testamento, aparece ya en el Génesis como parte de la tierra prometida por Dios a los hijos de Abraham (Génesis 15, 20).
Esta promesa explica las continuas rivalidades territoriales de los jefes de Israel con los habitantes de Fenicia (por ejemplo Josué persiguió a los reyes de Sidón, Josué 11:18).
Israel pecó al adorar a la diosa de los sidonios (Jueces 10:6; 1 Reyes 11:5,33) y todos estos motivos explican el augurio de su destrucción que recoge el capítulo 23 de Isaías.
Con Jesús, esta relación cambia: constata más fe en su palabra y milagros entre los fenicios que entre los muchos de los mismos judíos (Mateo 11, 21-23, Lucas 10,13-15).
Jesús conocía bien la región. Esto se deduce no sólo por la satisfacción que las anteriores palabras expresan. El Evangelio muestra cómo entre los seguidores de Jesús había libaneses “de los alrededores de Tiro y Sidón” (Marcos 3, 7-8).
San Mateo (15, 21-28) y san Marcos (7, 24-30) narran la visita que Jesús hizo a la región de Tiro y Sidón, donde realizó el milagro de la curación de la hija de una mujer sirofenicia, por su gran fe.
La Biblia está inexorablemente ligada al Líbano, pues su nombre, “Biblia” procede precisamente de la ciudad de Biblos (hoy en árabe Yubayl), atribuido a esta ciudad ya que las primeras biblias se escribieron en el papiro proveniente de esa localidad.

Testimonio emocionante de una rosarina en tierras de Jesús

Leonela Marro de Sawan es una joven rosarina, argentina, que vivió dos años en Líbano, en “Zahlé, que es la capital de Gobernación de Bekaa.

Es la tercera ciudad más grande de Líbano. Casi toda la población es de confesión greco-católica.

Le llaman La Novia del Valle de la Beca. Es famosa por su aire fresco, su comida y sus sitios de veraneo. Se encuentra a 55 km de Beirut” dice a El Colono del Oeste.
La esperancina Rosalía Albute, integrante de la comunidad Sirio Libanesa de nuestra ciudad, detalla que “le solicité que cuente en exclusivo para este periódico cómo se vive la NAVIDAD en Líbano y que detalle un poco más sobre la “convivencia entre credos” en el país de los cedros.
“Como sabés Rosalía en Líbano coexisten en un clima de respeto diversas confesiones religiosas, que son 13 entre las más conocidas.
En Beirut, la capital de Líbano es dónde se ve claramente esta convivencia. En el “Downtown”, centro mismo de la ciudad, hay una Iglesia Cristiana y una Mezquita, cuyos antiguos edificios están linderos. La relación entre los creyentes es muy buena, respetuosa.
Más allá de que se encuentren personas que llevan al extremo sus creencias y se producen roces, pero es una minoría.
En las villas del interior del país, tanto en el norte como en el sur (recordamos que Líbano posee una superficie de 10.452 km2), cada pueblo tiene una variedad de creyentes pero su población predominante posee una misma religión: cristiana o musulmana”.
En este punto hay que agregar que los cristianos son 2.400 millones en el mundo siendo la primera en cantidad mientras que los musulmanes son 1.700 millones en todo el mundo, por ejemplo, en España son dos millones, sólo por citar un país europeo.
“Por ejemplo Baalbek tiene mayoría musulmana. Zahlé tiene mayoría cristiana, tanto maronitas como ortodoxos, y una minoría musulmana.
NAVIDAD es una época muy importante, tanto para cristianos como paramusulmanes. Respetamos esta fecha pero no creemos que el nacimiento de Jesús haya sido un 25 de diciembre, es más no se conoce la fecha exacta de su llegada a este mundo.
Por lo tanto no festejamos Navidad. Pero sí vemos en este tiempo una oportunidad para estrechar lazos, unirnos a los cristianos y felicitarles en su celebración, así como admirar las decoraciones navideñas que realiza cada ciudad o pueblo.

Reconocemos que estas celebraciones traen paz y unidad a un pueblo tan sufrido y por eso nos unimos a ellos. En fechas religiosas, de cristianos y musulmanes, tanto las Iglesias como las Mezquitas, organizan un almuerzo (con donaciones o fondos propios). Se invita a todo el pueblo. Así comparten, sin distinción de fe, personas, vecinos, amigos de un mismo lugar. Esto mismo pasa en Navidad. Se trata de incluir a los más necesitados. Así todos pasan un buen momento, ayudan y están más unidos. Los que más tienen colaboran con productos imperecederos, por ejemplo, y luego se lo dona a los campamentos de refugiados sirios u otros lugares.
Estuve en un grupo de ayuda de jóvenes musulmanes. Recibíamos donaciones de comida y pan, de los Emiratos o de otro origen, y nos reuníamos para envasarlos y luego llevarlos a los más necesitados de los pueblos de alrededor (Foto).
Fue una experiencia inolvidable para mí, ver la felicidad y la gratitud de la gente con la que recibían lo que les llevábamos. En una ocasión fuimos a ARSAL un pueblo bien al norte, arriba de Baalbek, en el límite con Siria”.

Gentileza: Rosalía Albute